El derecho a la vida de las personas con discapacidad se encuentra hoy bajo una creciente amenaza por la difusión de una mentalidad que, de la mano de nuevas y poderosas herramientas de diagnóstico prenatal, pretende eliminar a las personas antes de su nacimiento en razón de sus características genómicas.
Por este motivo, transcribimos las significativas palabras del Director Ejecutivo de la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina, Lic. Pedro Crespi:
“En ASDRA plantamos bandera en el debate acerca de la inclusión. Es que en los últimos tiempos se habla, con cierta liviandad, de avances en esta materia. Valoramos el reconocimiento de derechos, el desarrollo de prácticas accesibles y los esfuerzos específicos en distintas instituciones para que las personas con discapacidad puedan participar en la sociedad de manera plena. Pero, no obstante, hay un tema que por cuestiones ideológicas muchas veces se trata sin el rigor necesario y que es fundamental: el derecho a la vida. Y resulta que sin éste es un contrasentido total hablar de otros derechos para una persona.
Se conoció, hace pocos días, una información escalofriante: Islandia, es el primer país del mundo donde se registra un índice de natalidad del 0% de personas con síndrome de Down en los últimos 5 años ¿Por qué? Porque el 100 % de los bebés por nacer con esta discapacidad son abortados. El dato lo dio a conocer el Doctor Peter McParland, ginecólogo en el National Maternity Hospital de Dublín.
Y el caso de Islandia es solo un ejemplo, ya que Dinamarca va en esa dirección. Y en Gran Bretaña y Estados Unidos, el 90 % de los niños con síndrome de Down también son abortados. Y esto ocurre, seguramente, en otros sitios del planeta. Sobre todo, en aquellos a los que se los conoce como “el primer mundo”.
Es importante que quienes somos parte de movimientos de familias y de derechos humanos tengamos siempre en claro el valor de la vida humana, ya que su respeto legitima la petición del resto de los derechos. Todos debemos hacer una profunda reflexión al respecto. Estamos a tiempo. Y que el tiempo, valga la redundancia, no nos sorprenda hablando de inclusión a un mundo sin personas con síndrome de Down”.