Un estudio realizado por el Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia A.C., de la Ciudad de México revela datos que evidencian la estrecha relación entre las pérdidas gestacionales inducidas e involuntarias y la aparición de estrés post traumático (TEPT) y trastornos de depresión (TD). Además se observó, en los casos de interrupciones inducidas, una mayor tendencia a la comorbilidad, es decir, presencia de ambas patologías juntas, como así también estados depresivos más severos.
Es importante recordar de forma preliminar, que en México cada estado tiene su propia legislación sobre el aborto. Desde el 2007 en el Distrito Federal es legal Interrumpir el embarazo hasta las 12 primeras semanas de gestación por la sola voluntad de la mujer, y además se excluye la responsabilidad penal para tres casos de interrupción del embarazo luego de la vigésima semana, a saber, en el caso de que el embarazo sea causa de una violación, cuando esté en riesgo la vida de la mujer y cuando el embarazo dé evidencias de que pueda causar daños físicos o psíquicos.
Mientras que, en el resto de estados, el aborto se encuentra regulado por su propio Código Penal pero está permitido sólo bajo la concurrencia de determinados supuestos.
El objetivo principal del estudio fue evaluar y comparar la aparición de trastornos de depresión (TD) y de estrés postraumático (TEPT) en mujeres después de una pérdida gestacional inducida o involuntaria que solicitaron atención psicológica.
A su vez, se destacó la trascendencia de aportar datos significativos para echar luz a una discusión científica en vías de desarrollo, teniendo en cuenta la perspectiva de algunos autores que consideran que aún no se ha demostrado de forma contundente la relación directa de dichas patologías con el aborto, por la falta de estudios de rigurosos métodos de investigación.
El análisis se llevó a cabo entre el 2013 hasta el 2016, en el cual participaron 287 mujeres de la Ciudad de México atendidas en la misma institución, de las cuales 201 vivieron pérdida inducida y 86 pérdida involuntaria.
Para realizarlo, se aplicó un cuestionario de recolección de datos de la institución y distintos métodos que se utilizan para la comprobación de ausencia o presencia de sintomatologías como así también del estado y gravedad en el que se encuentran (Escala de Trauma de Davidson (DTS), Escala de Gravedad de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (GS-TEPT), Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos (CES-D). e Inventario de Depresión de Beck.)
En el caso del TEPT la sintomatología no presentó diferencias respecto al origen de la pérdida, sin embargo mediante la prueba CES-D y Beck se pudo observar una diferencia significativa de la presencia de sintomatología de las pérdidas inducidas respecto de las involuntarias.
Los resultados confirman que en los dos casos de pérdida gestacional, ya sea de forma inducida o involuntaria, pueden causar TEPT intenso (GS-TEPT), y las mujeres con pérdidas inducidas pueden presentar estados depresivos más severos. (Beck y CES- D).
En la comparación global de las cuatro pruebas observaron que las mujeres con pérdidas inducidas padecen de ambos trastornos, lo cual implica un mayor cuidado médico y psicológico para su bienestar.
Además de las deducciones derivadas de las valoraciones estadísticas, se subrayó que las mujeres coincidían en la falta de comprensión por parte del entorno familiar y social siendo común que no se valide la experiencia de aborto o muerte fetal como una pérdida significativa, minimizando los síntomas.
Resalta la institución la importancia de tener en cuenta los riesgos a los que se exponen las mujeres que eligen terminar voluntariamente el embarazo y cómo resulta prioritario el asesoramiento previo del procedimiento que deciden realizar y el seguimiento de su estado emocional.
Llegar a dicha conclusión implica hacer frente a las apreciaciones de quienes sostienen que el acceso al aborto legal constituye un derecho humano, representado como un tratamiento casi inocuo, al que las mujeres se someten con expectativas de regresar a su vida habitual de forma normal, cuando la realidad refleja consecuencias muy delicadas.
Considerando al aborto como una experiencia traumática y violenta que atenta contra la integridad de la mujer y vulnera el derecho a la vida del por nacer, los resultados de este estudio se configuran de interés en miras a reflexionar sobre las secuelas psicológicas que éste acarrea y la relevancia que implica estudiar los efectos que presentan las mujeres que viven una pérdida gestacional, reforzando la postura de que, en última instancia, la mejor respuesta a la problemática del aborto no radica en su despenalización, sino el esfuerzo sostenido por salvar la vida de la madre y de su hijo por nacer.
Informe de Laura Belén Yachelini
Fuente: Cardoso-Escamilla, M. E., Zavala-Bonachea, M. T. y Alva-López, M. C. (2017). Depresión y estrés postraumático en mujeres con pérdidas gestacionales inducidas e involuntarias. Pensamiento Psicológico, 15(2), 109-120. doi:10.11144/Javerianacali.PPSI15-2.depm