Desde el Centro de Bioética, Persona y Familia manifestamos nuestra gratitud y admiración por Don Elio Sgreccia, fundador de la Bioética personalista ontológicamente fundada y uno de los máximos exponentes del pensamiento bioético a nivel mundial, quien a los 90 años de edad falleció el pasado 05 de junio en la ciudad del Vaticano.
Sgreccia había nacido en Nidastore di Arcevia, Ancona, el 6 de junio de 1928 y dedicó su vida a los más vulnerables, con especial rigurosidad científica y con actitud humilde y dialogante, generando a lo largo de su vida un impacto innegable en el ámbito de la Bioética.
La fecundidad de su pensamiento y obra se evidencia en las numerosas traducciones que se han realizado (al francés, español, portugués, inglés, ruso, rumano, búlgaro, ucraniano, árabe y coreano) y en especial en el reconocimiento de sus alumnos y discípulos, quienes con tristeza se han manifestado por el fallecimiento de quien fuera también Presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
Valiente y claro en sus ideas, generó un corpus doctrinario centrado en la persona humana, afirmando el estatuto objetivo y existencial de la persona, su capacidad de autodecisión y libre elección, una lectura metafísica de la persona y un anclaje en la dignidad humana como valor objetivo. Así, reflexionó en torno a los dilemas éticos clásicos asociados a la biomedicina y permitió también afrontar con innegable actualidad los temas más vanguardistas, siempre con una apertura a las dimensiones tanto individual como comunitaria.
El imponente legado del maestro deberá ser continuado en un horizonte epocal que pone de relieve nuevas y más radicales formas de vulneración de la dignidad humana, en un contexto tecnocrático que supedita los derechos humanos y el bien común a intereses biotecnológicos y a una racionalidad signada por la relativización del valor de la vida humana.
Rogamos una oración por el eterno descanso de quien fuera además Cardenal de la Iglesia Católica, con fe en la Resurrección.