En ocasión de la celebración del Día Internacional de las Familias, el pasado viernes 15 de mayo, se realizó un webinar organizado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Secretaría General de la ONU. Esta celebración fue establecida por decisión de las Naciones Unidas en 1993[1], y celebrado desde 1994, año que ya había sido previamente proclamado como Año Internacional de la Familia[2]. La temática de la familia, dentro de la agenda de la ONU, es, año a año, objeto de mayor atención, más allá de la diversidad de actores que confluyen en la atención a estos temas, con perspectivas diferentes y a menudo competitivas o contradictorias (actores estatales, agencias de la ONU como UNICEF y ONU Mujeres, órganos de las Naciones Unidas como el mencionado Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Secretaría General, Organizaciones No Gubernamentales como la International Federation for Family Development, etc.). Desentrañar ese profundo entramado de actores y perspectivas –muchas de las cuales son merecedoras de serias objeciones desde una perspectiva personalista–, excede el propósito de este artículo.
Lo que sí nos proponemos es replicar algunos aspectos, señalados en la aludida celebración de este año, que iluminan las maneras en las que este contexto de confinamiento, por la pandemia del COVID-19, ha puesto de relieve la importancia de la familia.
“El COVID-19 añade complejidad y oportunidad”
En primer lugar, nos vamos a referir a algunas manifestaciones[3] de Dominic Richarson, Investigador del Centro de Investigaciones Innocenti de UNICEF, con sede en Florencia. Richardson es uno de los coautores del informe Families, family policy and the SDGs,[4] cuya versión en inglés fue lanzada en ocasión de esta celebración del Día de las Familias. Después de presentar el informe, cuya lectura recomiendo, Richardson dedicó algunas palabras al contexto del COVID-19.
Empezó mencionando una advertencia ante el riesgo de que, por el contexto de contracción económica que la mayoría de los países enfrentan, “los gobiernos renieguen de sus compromisos”, en particular, “aquellos contraídos con las políticas familiares”. En este sentido, recordó que “tras la última crisis financiera global muchos países que pasaron por largas contracciones económicas viraron hacia una austeridad en términos de políticas familiares, recortando o en muchos casos reformando las políticas familiares”. Hizo, en consecuencia, un llamamiento a “tener un ojo puesto sobre estas reformas de las políticas familiares los próximos años, y asegurar que ningún compromiso sea olvidado o abandonado”. En relación, específicamente, a algunas medidas tomadas para paliar algunos de los primeros efectos de la pandemia, en términos de “política familiar y estímulos fiscales”, manifestó que se tratan de “políticas de corto plazo basadas en entrega de efectivo que no son universales en términos de cobertura familiar”, agregando que tales entregas de efectivo, de por sí, “no van a ser suficientes para responder a otros problemas que esta crisis va a traer”. Además, resaltó que en contextos de crisis “hay una fuerte conexión entre la contracción en el PBI y aumentos en extrema pobreza, mortalidad infantil, infancias en riesgo, etc. y, en efecto, esto sucede a mayor tasa cuando las propias contracciones muestran efectos particularmente fuertes sobre las poblaciones vulnerables”. Por último, destacó que este contexto es también una oportunidad para reconfigurar el discurso de las políticas públicas incorporando el enfoque de la familia.
“Hacer visible lo invisible”
En línea con la última apreciación de Richardson se desarrolló la exposición de Ignacio Socias, Director de Comunicación y Relaciones Internacionales de IFFD, y Director General de The Family Watch. Recordando la frase de Saint Exupéry, sostuvo Socias que este tiempo no debería ser pasar en vano; es, en efecto, “una oportunidad única en la vida para hacer visible lo invisible” y para “reconocer muchas cosas que (…) la sociedad su conjunto no ha estado enfocando” en la que era nuestra “rutina pre-COVID.19”.
Como sucede con el caso del balance trabajo-familia, “esta crisis nos ha demostrado que hay cosas que necesitamos cambiar, porque hemos tenido que afrontarlas en una forma distinta”. Lo mismo parece suceder con la educación, en la que, remarca Socias, “los padres han tenido que actuar, como así también los maestros, como mentores, resolviendo cómo enfrentarse a esta situación, al aislamiento, cómo mantener la estabilidad mental, cómo hacer un buen uso del tiempo y de las nuevas tecnologías y cómo prevenir el conflicto y la violencia”.
A partir de ahí, tomando cuatro ejes, la “corresponsabilidad parental”, el “teletrabajo”, la “solidaridad intergeneracional” y la “ecología”, señaló algunos de los horizontes de esperanza post-COVID.19 en relación con los cuales recomienda reflexionar.
En lo específico de la cuestión de la corresponsabilidad parental, trajo a colación, en primer lugar, la meta 5.4 de los ODS, que apunta a “reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país”. En efecto, el confinamiento “nos ha demostrado que debemos mirar con cuidado cómo distribuimos las tareas domésticas”, llamando a que las tareas no sigan recayendo siempre en las mujeres, a la vez de destacar la responsabilidad no sólo de los hombres adentro del hogar, sino cuánto pueden colaborar los empleadores y el Estado a ese fin.
Con respecto al teletrabajo, aventuró cuánto más se podría responder “en términos de flexibilidad laboral”, siempre que fuera posible. En ese sentido, consideró que, si tuviéramos “ordenadas nuestras prioridades como sociedad”, podríamos “entender qué tan importantes para los padres tener tiempo en casa, tener tiempo para pasar con sus hijos”.
Por último, consideró, además de la cuestión de la ecología y la manera en que el ambiente condiciona el desenvolvimiento familiar, que la solidaridad intergeneracional ha sido uno de los aspectos más difíciles que ha puesto de relieve la pandemia.
Al final de su exposición, marcó una paradoja entre el bajo riesgo médico de los niños ante esta enfermedad, comparada con el impacto “más duradero y dañino en términos de educación, salud y violencia”, al cual se encuentran expuestos por las secuelas de la pandemia en la economía y el riesgo de desempleo de los padres.
Como señaló Eileen Reuter[5] en un artículo unas semanas atrás, aquellas personas o grupos que trabajan por las mujeres, si están verdaderamente preocupadas por la corresponsabilidad en las tareas domésticas, por la necesidad de la mujer de cuidados de calidad y afrontables para su familia, a los efectos de poder perseguir sus objetivos profesionales, deberían ocuparse, también, por cómo la tecnología puede ayudar para que, tanto hombres como mujeres, puedan pasar más tiempo con sus hijos en sus hogares. En conclusión, si aprendemos bien la lección de este período de confinamiento, si no dejamos que este tiempo pase en vano ni se desperdicie, podemos aprovechar esta etapa para recordar, que “lo esencial es invisible a los ojos”, y aprender a hacerlo visible en términos de políticas públicas que valoren y reconozcan a la familia como piedra fundacional de la sociedad.
Informe de Alejandro E. Williams Becker
[1] Resolución 47/237 de la Asamblea General “Año Internacional de la Familia” A/RES/47/237 (20 de septiembre de 1993), disponible en: https://undocs.org/es/A/RES/47/237.
[2] Resolución 44/82 de la Asamblea General “Año Internacional de la Familia” A/RES/44/82 (8 de diciembre de 1989), disponible en: https://undocs.org/es/A/RES/44/82.
[3] Transcripción y traducción realizada por el autor de este artículo.
[4] D. Richardson, E. Dugarova, D. Higgins, K. Hirao, D. Karamperidou, Z. Mokomane, and M. Robila, Families, Family Policy and the Sustainable Development Goals, UNICEF Office of Research – Innocenti, Florence, 2020, disponible en: https://www.unicef-irc.org/publications/1092-families-family-policy-and-the-sustainable-development-goals.html.
[5] Eileen Reuter, “Learning the Right Lessons from COVID-19 Can Benefit Mothers after the Pandemic” (2020) en The Public Discourse, https://www.thepublicdiscourse.com/2020/04/61875/ (disponible en internet el 19/V/2020).