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¿Hay relación entre aborto libre y tasas de mortalidad materna?

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La experiencia internacional demuestra que la legalización del aborto no soluciona la mortalidad materna. En tal sentido, el proyecto de ley no contiene ninguna propuesta concreta de políticas públicas a favor de la maternidad. Se limita a la legalización completa del aborto hasta la semana 14, y aún luego de ese plazo en tres causales descriptas con particular amplitud.

a) El argumento: para los que proponen la legalización del aborto, se trata de una medida que apunta a sacarlo de la clandestinidad para que disminuyan las muertes maternas por aborto, dado que ya no sería necesario para la mujer practicarse un aborto en situaciones insalubres y riesgosas para su salud.

En este sentido, debemos decir que el aborto, practicado aún en las situaciones más regulares, implica en sí mismo un riesgo para la salud y la vida de la madre. Cabe citar a la Academia Nacional de Medicina, en su declaración del 28 de julio de 1994: “También se utiliza para promover el aborto legalizado, la mayor morbimortalidad materna del aborto clandestino. Se debe puntualizar que, si bien la morbimortalidad materna es mayor en estos últimos, no es exclusivo de ellos, pues el daño es inherente al procedimiento mismo por la interrupción intempestiva y artificial del embarazo”[1].

La eliminación del aborto clandestino a través de su legalización no ha producido siempre una disminución en las tasas de mortalidad materna. Hay países que prohibían el aborto en todos los casos (Chile, Polonia, Irlanda) y que ostentaban las tasas de mortalidad materna más bajas de su continente y del mundo entero. Por otra parte, países que legalizaron el aborto en todas las circunstancias, han visto trepar sus tasas de mortalidad materna a cifras alarmantes (Sudáfrica, Turquía, etc.).

b) Irlanda y Chile: sin legalizar el aborto, las más bajas tasas de mortalidad materna. Los casos de Irlanda y Chile son contundentes. Estos dos países consideraban el aborto como un delito en todas las circunstancias (Chile reformó su legislación recién en 2017). Sin embargo, Irlanda tiene uno de los menores índices de mortalidad materna de Europa y del mundo, con una tasa de 8 muertes maternas por cada 100.000 nacimientos en 2015.

En cuanto al caso chileno, el Dr. Elard Koch, hoy Director del MELISA Institute, elaboró una investigación sobre el número de abortos que se realizan en Chile cada año y sobre la vinculación entre el aborto y la mortalidad materna. En esa investigación, demostró, a través del estudio de las estadísticas vitales en Chile durante un período que abarca 50 años (1957-2007), que la prohibición del aborto en Chile en 1989 no incrementó la mortalidad materna. Además, el aborto clandestino disminuyó en paralelo con la reducción de las muertes por aborto. El incremento de la educación de la mujer ha sido el predictor que controló esta disminución a lo largo del tiempo, ejerciendo un efecto sinérgico sobre otros factores, sobre todo con las políticas de atención prenatal y especializada en el parto. En la actualidad, Chile presenta una de las tasas más bajas de mortalidad materna de Latinoamérica, similar a la de países más desarrollados. El riesgo de morir por aborto es prácticamente nulo en ese país. La investigación de Koch demuestra así que la legalización del aborto es indiferente en la reducción de la mortalidad materna[2].

c) Evidencia empírica de que la legalización del aborto no logra disminuir las tasas de mortalidad materna. Resulta interesante, en este sentido, analizar casos de signo opuesto, que nos permitan comprobar con mayor contundencia la hipótesis de que la legalización del aborto no constituye un factor determinante en la reducción de la mortalidad materna. En Sudáfrica, país en que desde el año 1996 es legal la práctica del aborto[3], la tasa de mortalidad materna creció desde el año 2000. En ese año, la tasa fue de 230 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos[4]; en el año 2005, la tasa trepó a la cifra de 410 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos[5]. A partir de ese año comenzó a descender, pero al día de hoy sigue presentando un número elevado (recordemos que la meta del milenio 2015 para Sudáfrica era de 72.5).

En Francia[6] e Italia[7], países que legalizaron el aborto en 1979 y 1978 respectivamente, la reducción más drástica de la mortalidad materna se comprobó recién a partir del año 2000, mucho después de la legalización del aborto.

Países como El Salvador, Chile y Polonia, que prohibieron el aborto luego de haberlo permitido previamente, no vieron incrementada su mortalidad materna. En realidad, la misma se redujo. El Salvador, por ejemplo, registró en 2008 una tasa de 110 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, y en 2015 esa cifra descendió a 54.

Polonia, con una de las legislaciones más restrictivas de Europa sobre el aborto, ostentaba en 2015 una tasa de 3 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, la más baja de ese continente.

En cambio, Portugal, país donde rige desde 2007 el aborto libre hasta la semana 10[8], tuvo un incremento de la mortalidad materna desde 2008 (año en que la tasa era de 7 por cada 100.000 nacidos vivos) hasta 2015 (10 muertes maternas por cada 100.000 nacimientos con vida).

Todo lo dicho permite sostener que la legalización del aborto no constituye un factor determinante en el descenso de la mortalidad materna.

d) La ambigüedad de los datos oficiales sobre aborto. A su vez, es necesario saber que los datos oficiales sobre muertes maternas por aborto no permiten extraer un panorama exacto de la cuestión al presentarse de manera integrada con otras clases de aborto, incluidos los espontáneos. En efecto, del informe “Estadísticas vitales”, emitido por el Ministerio de Salud de la Nación, dentro de la categoría “embarazos terminados en aborto” se incluye no sólo los “abortos ilegales”, sino también los embarazos ectópicos, la mola hidatiforme, otros productos anormales de la concepción, el aborto espontáneo, el aborto médico, otros tipos de aborto y el intento fallido de aborto (categorías O00 a O07).

Dado que los datos oficiales en materia de mortalidad materna son ambiguos, no es posible identificar la incidencia de los “abortos ilegales” en la tasa de mortalidad materna. Se requeriría tener discriminado el indicador del Ministerio de Salud, de modo de poder evidenciar exactamente cuántos de esos casos corresponden a abortos provocados en situaciones precarias.

e) La invisibilización de las verdaderas causas de la mortalidad materna en la Argentina. Las cifras oficiales del Ministerio de Salud de la Nación hablan por sí mismas: en el año 2016, el 55,1% de las muertes maternas se debieron a causas obstétricas directas, el 27,3% a causas obstétricas indirectas y el 17,2 % a complicaciones por aborto (en ese porcentaje no está discriminada la prevalencia del aborto provocado)[9].

Al poner el acento sólo en la legalización del aborto para reducir la tasa de mortalidad materna se está dejando la resolución de las verdaderas causas del problema.

[1] https://www.acamedbai.org.ar/declaraciones/25.php

[2] Koch E, Thorp J, Bravo M, Gatica S, Romero CX, Aguilera H, Ahlers I (2012),  “Women’s Education Level, Maternal Health Facilities, Abortion Legislation and Maternal Deaths: A Natural Experiment in Chile from 1957 to 2007”, PLOS ONE 7(5) (doi:10.1371/journal.pone.0036613).

[3] Cfr. Ley 92, de 1996.

[4] https://www.reliefweb.int/library/documents/2003/who-saf-22oct.pdf (Último acceso: 25-11-2010).

[5] Según Organización Mundial de la Salud; “Estadísticas sanitarias mundiales 2010”.

[6] En Francia rige la ley N º 79-1204, de 1979.

[7] En Italia rige la ley 194 del año 1978.

[8] Cf. Ley 16/2007 de 17 de abril de Exclusão da ilicitude nos casos de interrupção voluntária da gravidez

[9] Cf. Ministerio de Salud; DEIS. Serie 5 Nº 59.