Recientemente, el 25 y 26 de octubre, se celebró en la ciudad de Astaná la Conferencia Mundial sobre Atención Primaria de la Salud[1] organizada conjuntamente por la OMS, UNICEF y el gobierno de Kasajistán.
En dicho encuentro, los Estados miembros de las Naciones Unidas han aprobado unánimemente la Declaración de Astaná[2], la cual viene a ratificar la Declaración de Alma-Ata[3] de 1978. Esta última fue la primera en la que diferentes líderes mundiales se comprometieron con la atención primaria de la salud.
La nueva Declaración manifiesta la necesidad de reforzar los sistemas de atención primaria como medio conducente para alcanzar la Cobertura Universal de Salud y el Objetivo de Desarrollo Sustentable 3[4].
El éxito de la Atención Primaria de la Salud, según se indica, será impulsado por:
- Conocimiento y desarrollo de capacidades
“Aplicaremos conocimientos, incluidos conocimientos científicos y tradicionales, para fortalecer la atención primaria de salud, mejorar los resultados de salud y garantizar el acceso de todas las personas a la atención adecuada en el momento adecuado y al nivel de atención más adecuado, respetando sus derechos, necesidades, dignidad y autonomía.”
- Recursos humanos para la salud
“Crearemos un trabajo decente y una compensación adecuada para los profesionales de la salud y otro personal de salud que trabaje en el nivel de atención primaria de salud para responder de manera efectiva a las necesidades de salud de las personas en un contexto multidisciplinario. Continuaremos invirtiendo en la educación, capacitación, reclutamiento, desarrollo, motivación y retención de la fuerza laboral de PHC.”
- Tecnología
“Apoyamos la ampliación y el acceso a una gama de servicios de atención médica mediante el uso de medicamentos de alta calidad, seguros, eficaces y asequibles, que incluyen, según corresponda, medicamentos tradicionales, vacunas, diagnósticos y otras tecnologías.”
- Financiamiento
“Abordaremos las ineficiencias y las inequidades que exponen a las personas a dificultades financieras derivadas de su uso de los servicios de salud al garantizar una mejor asignación de recursos para la salud, una financiación adecuada de la atención primaria de salud y sistemas de reembolso adecuados para mejorar el acceso y lograr mejores resultados de salud. […] No dejaremos a nadie atrás, incluidos aquellos en situaciones frágiles y áreas afectadas por conflictos, al proporcionar acceso a servicios de atención primaria de salud de calidad a través de la atención continua.”
En el punto V del documento se afirma que la Atención Primaria de la Salud “proporcionará una amplia gama de servicios y cuidados, que incluyen, entre otros, la vacunación; proyecciones; prevención, control y manejo de enfermedades no transmisibles y transmisibles; atención y servicios que promueven, mantienen y mejoran la salud materna, neonatal, infantil y adolescente; salud mental y salud sexual y reproductiva.
En relación al último elemento de la enumeración precedente, la Delegación de Estados Unidos puso la atención en el objetivo 8.25 del Informe de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, que establece que “en ningún caso debe promoverse el aborto como método de planificación familiar”[5].
Asimismo, los Estados firmantes se comprometen a: (a) Tomar decisiones políticas audaces para la salud en todos los sectores; (b) Construir una atención primaria de salud sostenible; (c) facilitar que las personas y las comunidades cuenten con los conocimientos necesarios para cuidar su propia salud; y (d) Alinear el apoyo de los interesados a las políticas, estrategias y planes nacionales.
En oportunidad del Conferencia, miembros jerárquicos de organizaciones internacionales advirtieron que, según la OMS, al menos la mitad de la población mundial carece de acceso a servicios de salud esenciales, porcentaje que demuestra el progreso desigual desde la Declaración de Alma-Ata[6].
En este sentido, el Dr. Talavera manifestaba, hace ya diez años, que “las desigualdades que hoy vemos en el acceso a los bienes de la salud reflejan una alta insensibilidad de los privilegiados hacia la dramática situación real de los desfavorecidos, ya sea en una ciudad o en el mundo. El increíble progreso en materia de salud que se ha producido en los últimos 50 años no ha afectado a las pésimas condiciones sanitarias en que siguen sumidas las áreas más pobres del mundo”[7].
Es por eso que luce pertinente examinar las acciones impulsadas en materia de salud, particularmente para ver si aquellas se encuentran en consonancia con las verdaderas inequidades sanitarias, no solo en la misma comunidad, sino también regionales y mundiales.
En conclusión, el transcurso del tiempo exteriorizará los resultados de los compromisos asumidos en la Declaración de Astaná, sin perjuicio de ello, cabe manifestar que las políticas públicas deberán atender las auténticas necesidades de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Informe de Juan Bautista Eleta
[1] http://www.who.int/primary-health/conference-phc [Último acceso: 28/10/18]
[2]https://www.who.int/docs/default-source/primary-health/declaration/gcphc-declaration.pdf [Último acceso: 28/10/18]
[3] https://www.paho.org/hq/dmdocuments/2012/Alma-Ata-1978Declaracion.pdf [Último acceso: 28/10/18]
[4] https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/health/ [Último acceso: 28/10/18]
[5] http://www.un.org/popin/icpd/conference/offeng/poa.html[Último acceso: 28/10/18]
[6] https://news.un.org/es/story/2018/10/1444312 [Último acceso: 28/10/18]
[7] TALAVERA, Pedro. “El derecho humano a la salud frente a las condiciones biosanitarias del planeta”, Revista Europea de Derechos Fundamentales, Núm. 12 2008, Págs. 107-138.