El lunes 23 de octubre de 2017, la Cámara de Apelaciones en lo Penal –con la firma de tres Jueces- anuló la resolución emitida por el Tribunal de Ética del Colegio de Psicólogos de Santa Fe que había sancionado a María Belén Catalano con apercibimiento público y suspensión de la matrícula por seis meses.
Por fallo unánime, la Justicia declaró que a María Belén Catalano se le ha violado gravemente su derecho de defensa y que se ha llevado un procedimiento irregular, defectuoso, de nulidad absoluta. El tribunal declaró que la sentencia que sancionó a la profesional fue injusta. Se hizo lugar de esta manera al recurso planteado por Catalano, basado en que todas las conclusiones a las que arribó el Colegio de Psicólogos carecen de sustento y responden más bien a un propósito persecutorio y discriminatorio.
Cabe recordar que el Colegio de Psicólogos había difundido la sanción cuando la misma no estaba confirmada por la Cámara, por lo que había recibido la intimación por parte de la Cámara al cese de esa conducta ilegal.
Resulta muy preocupante que el Colegio de Psicólogos, que debe velar por la ética, haya actuado en las antípodas de los derechos humanos, de la seriedad y buena fe con uno de sus propios colegiados.
María Belén ha dicho estar “aliviada” y que espera que todo esto se acabe para poder “dedicarse a ayudar a los demás, que es su vocación y su deseo como profesional y como persona”. En estos días, el Colegio de Psicólogos dedujo un recurso para llevar al caso a la Corte provincial.
El caso
María Belén es voluntaria de Grávida, una organización que se dedica a ayudar a adolescentes y mujeres en conflicto con su embarazo.
Ella –como muchos otros voluntarios- brinda su tiempo para estar con aquellas adolescentes y mujeres necesitadas y sus familias, mostrándoles un rostro solidario, una mano abierta, haciéndoles saber que no están solas y que ellas valen y mucho.
Lejos de entrar en debates ideológicos, lo destacable aquí es que a María Belén le importa la mamá vulnerable, y dedica su tiempo para materializar una ayuda concreta. Lo que hace ella es un acto humanitario, un acto respetuoso de la dignidad humana. En el caso, María Belén acompañó a una pre-adolescente, a su hijo por nacer y a la abuela del niño. Lo que hizo fue estar, prestar su tiempo, asistir a quien se encontraba necesitado. La contención afectiva es lo primordial para todo voluntario de Grávida. Y hoy todos los involucrados: -abuela, mamá, bebé y familia adoptiva- están contentos de haber apostado por la esperanza, por la vida y la dignidad. Y en lo que aquí importa, hasta el día de hoy agradecen a María Belén y a Grávida la ayuda que les brindó en un momento familiar difícil.
En cambio, el pago que recibió por parte de quienes deberían defenderla a ella y a estos ideales fue el sometimiento a un procedimiento discriminatorio, arbitrario e injusto, un hostigamiento público por parte de las autoridades del colegio de psicólogos, y la necesidad de pasar por un incómodo proceso en los tribunales para salvar su buen nombre. Creemos importante destacar la labor de personas como María Belén que tienen gestos concretos de caridad y que bregan por la paz.
Informe de Esteban José Ignacio Romero