Columna de opinión de Julia Elena Gómez Caride de Mouriño
El feminismo nace por los excesos del varón ante la fragilidad física femenina y la falta de derechos básicos de las mujeres.
Casi recién nacido el feminismo, y después de haber alcanzado los primeros y válidos logros, tuerce (y le es torcido) su camino hacia intereses y objetivos que nuevamente afectan negativamente los derechos de las mujeres.
Un ejemplo de esta falta de derechos es que en la actualidad se habla de muchas mujeres como de “vientres”, por el tema de su alquiler para llevar adelante un embarazo. Generalmente los mismos que reclaman el poder asesinar a un bebe en el útero de su madre, son los que hablan de una mujer como “vientre”, “portadora “, etc.
La mayoría de las mujeres han caído en una gran trampa, y ahora no solo se las ve como un objeto de compra y alquiler sino que son víctimas de una violencia inusitada que la sociedad mira perpleja, casi sin reaccionar.
Es hora que las mujeres promovamos los verdaderos derechos de la mujer, aquellos que defienden su femineidad, la maternidad, su integridad física, a sus hijos, su labor en la sociedad, su vocación, etc.
Para ello hay que cambiar muchas leyes, además de cambiar culturalmente esta ola anti-mujer; demoraremos mucho tiempo, pero debemos comenzar ya viendo como educamos a los hijos y nietos.