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Eutanasia: argumentos de un médico psiquiatra en testimonio escrito ante el Parlamento Británico

En el contexto del debate sobre el proyecto de Ley sobre Adultos en Estado Terminal (Fin de Vida) (Terminally Ill Adults – End of Life) en el Parlamento Británico, en enero de 2025 el psiquiatra George Gillett presentó ante el Comité que estudia la iniciativa un testimonio escrito en base a su experiencia profesional. El texto está estructurado en torno a cuatro críticas a la ley: las formas indirectas de presión hacia el paciente; el hecho de que la ley refuerza el miedo y el estigma hacia la muerte natural; la constatación de que el sistema de salud no está preparado; y la contradicción con las políticas de prevención del suicidio.

Formas indirectas de presión hacia el paciente

El Dr. Gillett se refirió, en primer lugar, a las formas de presión que inciden en la decisión de una persona de quitarse la vida. Al respecto, afirmó: “Como psiquiatra, paso mi vida profesional hablando con personas que, inspiradas por los principios de autonomía y control, desean acabar con su vida. Dedico mis jornadas laborales a hacer todo lo posible por evitarlo. Aunque reconozco el valor de la libertad individual, también he visto de primera mano cómo el estado emocional, la ansiedad ante un acontecimiento futuro y el contexto cultural pueden influir en la toma de decisiones. Estos factores son difíciles, y a menudo imposibles, de separar. Es por esta razón que considero que las supuestas salvaguardas en la legislación propuesta son totalmente insuficientes para proteger a las personas vulnerables de sentirse obligadas a poner fin a su vida de manera prematura”.

Si bien es cierto que en el proyecto se incluye la criminalización de conductas coercitivas directas hacia el paciente, el Dr. Gillett las considera insuficientes: “Es completamente ingenuo creer que, en ausencia de coerción directa, los individuos están libres de cualquier influencia social o cultural. Simplemente, la psicología humana no funciona así”.

Para el Dr. Gillett: “Cuando converso con pacientes que han intentado actos suicidas, a menudo explican que estos fueron motivados por el sentimiento de ser una carga. Rara vez, si es que alguna vez ocurre, estas ideas provienen de familiares coercitivos; en mi experiencia, es mucho más probable que surjan de normas culturales y precedentes sociales. La legislación establece el tono de estas normas y precedentes. Con un sistema de cuidados paliativos en crisis, tensiones socioeconómicas intergeneracionales genuinas y una atomización generalizada de la población anciana, temo que no estemos en absoluto preparados para las consecuencias de reescribir esta norma. En resumen, la toma de decisiones individuales y la coerción no son modalidades binarias, sino fenómenos complejos e incrustados culturalmente.”

La ley refuerza el miedo y el estigma a la muerte natural

El psiquiatra también argumentó que este proyecto reforzará el miedo y el estigma que existe, culturalmente, hacia la muerte natural: “Una legislación que en la práctica equivale a evitar culturalmente el proceso natural de morir probablemente refuerce nuestra ansiedad hacia la muerte misma. Mientras tanto, alentar a los pacientes a adelantar su muerte probablemente les desanime de entablar conversaciones difíciles o incómodas, que son la base para un duelo saludable. Antes de dedicarme a la psiquiatría, trabajé en medicina general. La perspectiva de la muerte despertaba, comprensiblemente, un terror absoluto en los pacientes y sus familiares. Sin embargo, este proceso rara vez resultaba ser tan difícil como se imaginaba, y los familiares solían estar agradecidos por el tiempo que les permitía, por el cuidado que podían brindar y por el apoyo que recibían. Al ofrecer a personas aterrorizadas la opción de “renunciar”, permitimos que el miedo les robe a sus familiares estas oportunidades. Si acaso, la opción de una muerte asistida solo servirá para reforzar el miedo y el estigma en torno a una muerte natural.” 

El sistema de salud no está preparado

El tercer argumento planteado por el Dr. Gillett refiere a que el sistema de salud no está preparado para esta legislación. En tal sentido, expresó “serias preocupaciones sobre la calidad de la atención que el NHS brinda actualmente a los pacientes. Igualmente, me preocupa su capacidad para arbitrar en cuestiones relacionadas con la asistencia para morir. Estas preocupaciones no son solo mías; les insto a que escuchen a otros médicos del NHS, quienes explicarán que la esperanza de vida de un paciente no puede predecirse con precisión, o a la mayoría de los especialistas en cuidados paliativos que se oponen a esta legislación debido a múltiples preocupaciones”.

En este sentido, el psiquiatra invita a leer un resumen del tema desde la perspectiva de la enfermería: https://postliberal.substack.com/p/death-on-demand   

La ley contradice las estrategias de prevención del suicidio

El último argumento que presenta el Dr. Gillett se refiere al efecto que esta legislación tendrá en las estrategias de prevención del suicidio en la salud mental pública. “En el período previo a la votación parlamentaria sobre esta ley, fuimos testigos de una comprensible indignación pública ante un anuncio en el metro de Londres que decía: ‘Mi último deseo es que mi familia no me vea sufrir… y que yo no tenga que hacerlo’. Como psiquiatra, me preocupa que exista una auténtica contradicción en una sociedad que, por un lado, considera válido acabar con la vida para no ser una carga emocional, mientras que, por otro lado, las campañas de salud mental intentan alentarnos a compartir nuestro sufrimiento emocional. Estos son objetivos diametralmente opuestos; y por cada paciente que se libere del dolor al final de su vida, temo que habrá innumerables otros que serán puestos en peligro por estos cambios en las normas culturales. Como psiquiatra del NHS, mis pacientes –a pesar de estar profundamente deprimidos– suelen decirme que nunca contemplarían el suicidio por razones culturales. La normalización de la elección individual sobre acabar con la propia vida corre el riesgo de eliminar esta salvaguarda, enviando un mensaje potencialmente letal a algunos de los sectores más vulnerables de la sociedad”. 

Motivación

El psiquiatra concluye su testimonio escrito aclarando que sus opiniones “no están motivadas por la religión ni por ningún otro conflicto de intereses” sino por sus conversaciones “con pacientes que alguna vez estuvieron convencidos de que querían morir y que ahora están agradecidos por cada día que viven”. Señala Gillett que estos pacientes hoy valoran vivir porque la sociedad “fue lo suficientemente valiente como para contener su miedo, desesperanza y angustia en un momento difícil, y enfrentarlo con cuidado”. Y termina: “He escuchado a estos pacientes y he aprendido de sus historias. Espero que ustedes también lo hagan”. 

Informe de Jorge Nicolás Lafferriere

Fuente: https://publications.parliament.uk/pa/cm5901/cmpublic/TerminallyIllAdults/memo/TIAB04.htm