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Investigadora de CONICET: en la concepción comienza la existencia de un nuevo ser humano

Investigadora de CONICET: en la concepción comienza la existencia de un nuevo ser humano

Exposición de Laura María Vargas Roig en la reunión informativa del 10 de mayo de 2018 sobre los proyectos de ley de legalización del aborto en debate ante las Comisiones de Legislación General, Legislación Penal, Acción Social y Salud Pública y Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina.

Agradezco la oportunidad para aportar en esta ponencia fundamentos científicos, que como tales siempre deben tener demostración experimental, sobre el inicio de la vida de cada ser humano. Voy a hablar como doctora en medicina, investigadora de Conicet y profesora de Embriología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo en la provincia de Mendoza.

El compromiso de los científicos es acercarnos a la verdad y la verdad es la realidad. Los argumentos científicos dependen de la observación meticulosa de lo que ocurre en la realidad y se deben basar en hechos y no en creencias. Por lo tanto los profesionales que nos dedicamos al estudio de la Embriología Humana tenemos la obligación de aportar información basada en evidencia para que en esta ocasión, ustedes los legisladores, puedan reflexionar sobre realidades y no sobre fantasías, utopías o ideologías. Con frecuencia en los debates sobre el estatuto del embrión humano se han utilizado engañosamente hipótesis no demostradas y datos imprecisos no contrastados para intentar negar la existencia de un nuevo ser humano desde el momento de la fecundación.

Mi exposición se limitará a aportar datos científicos que permiten afirmar: 1ero) que en el proceso de la fecundación se origina un ser viviente de la especie Homo sapiens, 2do) que el embrión humano es un organismo y no solamente un conjunto de células y 3ero) que el término concepción biológicamente corresponde al proceso de fecundación.

Con el advenimiento de la fertilización humana in vitro, se hizo visible y evidente lo que por extrapolación entre especies se afirmaba en embriología sobre el inicio de la existencia del ser humano. En la actualidad disponemos de información abundante y precisa sobre los aspectos morfológicos y moleculares de la fecundación humana que está disponible en los libros de Embriología que utilizamos en las universidades. A partir del proceso de fecundación, el nuevo ser adquiere su identidad biológica como individuo concreto porque posee no solamente un genoma propio, que es más que la suma del genoma materno y paterno, sino que también posee la capacidad de expresar dicho genoma. A partir de la fecundación estamos en presencia de un organismo individual lo cual no ha podido ser rebatido por algunos modelos propuestos como por ejemplo el de gemelación monocigótica.

El embrión humano es un organismo y no solamente un conjunto de células. En las últimas décadas los avances de la embriología celular y molecular han aportado información para afirmar que el embrión humano no es solamente una masa de células iguales entre sí y totipotentes. El equipo de trabajo de la Dra. Zernicka-Goetz demostró la auto-organización asimétrica del embrión en un estadío muy temprano del desarrollo como es el de dos blastómeras [1].

Es importante marcar la diferencia entre un organismo (inclusive unicelular como el cigoto) y un conjunto de células. A la izquierda observamos un embrión humano de 4 días de vida, en estadío de mórula, y a la derecha observamos un conjunto de células mamarias humanas. El embrión es un organismo con capacidad de autorregulación, es decir que las células que lo conforman actúan de forma interdependiente y coordinada en función del todo. Estas células no establecen relaciones coordinadas ni funcionan como una unidad integrada que es lo que ocurre en un organismo vivo. Si evaluamos en función del tiempo, lo que ocurre en un caso y en otro, observaremos que las células siguen siendo células mientras que el embrión que es un organismo sigue desarrollándose conforme al genoma que posee.

El inicio de la existencia de un individuo de la especie humana se produce en la concepción que biológicamente corresponde al proceso de fecundación. Devaluar biológicamente la fecundación fue el paso previo y necesario para intentar vaciar esta palabra de significado ético en cuanto al inicio de la existencia del individuo. Para persuadir a juristas y legisladores de dicho error, se han empleado algunos recursos retóricos. Un ejemplo es la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Artavia Murillo y otros versus Costa Rica donde se introdujo el error biológico, totalmente infundado desde el aspecto científico, de que la concepción se inicia en el momento de la implantación. La Corte Interamericana de Derechos Humanos intentó redefinir el término biológico de concepción sin utilizar argumentos científicos, asumiendo que mientras no se diagnostica un embarazo, este no existe. Es importante mencionar que la dependencia de la madre no anula la autonomía biológica del embrión humano como individuo.

Por lo tanto, fijar el inicio de la existencia del ser humano en un momento de su desarrollo distinto al de la fecundación responde a un juicio subjetivo y arbitrario sin fundamento científico. Espero que ustedes Sres. Diputados consideren más importante los hechos biológicos y no la habilidad dialéctica de algunas personas que proponen desbiologizar el derecho porque lamentablemente se estarían alejando de la verdad científica y de la realidad.

[1] Piotrowska K, Wianny F, Pedersen RA & Zernicka-Goetz M. Blastomeres arising from the first cleavage division have distinguishable fates in normal mouse development. Development 128, 3739-3748 (2001)