Entre los procedimientos que mayores cambios han generado en la aplicación de las técnicas de fecundación artificial se encuentra el diagnóstico genético preimplantatorio (DGP). Es una técnica que permite realizar un estudio genético al embrión recién concebido en forma extracorpórea y antes de su transferencia.
Este procedimiento ha generado numerosos reparos por su impronta eugenésica. En un reciente proyecto presentado en Argentina bajo el expte. 581-D-2014 se incluye la legalización de esta técnica, que por otra parte ya se realiza fuera de toda regulación expresa y a pesar de sus serios problemas bioéticos y jurídicos.
A través de este diagnóstico en el marco de una fecundación in vitro, se pretende conocer con mayor exactitud las características genéticas del hijo a ser transferido, ya sea para buscar ciertos rasgos deseados o para eliminar a los que no resulten “aptos”.
Resumiendo algunos problemas que plantea el diagnóstico genético preimplantatorio podemos decir:
a) La sistemática eliminación de vidas humanas: cuando se realiza el DGP se busca identificar los embriones más aptos para su transferencia, mientras que los embriones que no superan tal estudio resultan descartados o bien utilizados para fines de investigación.
b) La discriminación genética: la selección de embriones supone una radical forma de discriminación, de modo que según las características genéticas algunos vivirán y otros serán eliminados.
c) Un mecanismo eugenésico: el DGP se enmarca en una mentalidad que busca seleccionar los mejores embriones de forma que se reedita la teoría eugenésica que buscaba la mejora de la raza y la eliminación de los débiles.
d) Mensaje disvalioso hacia las personas con discapacidad: admitir este tipo de estudio, supone enviar un mensaje disvalioso a las personas con discapacidad ya nacidas, cuya vida parece “poco valiosa” a los ojos de la biotecnociencia que prefiere que no hubieran nacido.
Detrás de algunas buenas intenciones de las personas que padecen infertilidad o esterilidad, las tecnologías aplicadas a la procreación humana artificial han generado nuevas y complejas situaciones de vulneración de la dignidad humana y de los derechos fundamentales de las personas concebidas por estas técnicas. Es necesario llamar la atención sobre una cultura del descarte que avanza de manera desregulada en el plano legislativo y judicial y que de manera sistemática elimina vidas humanas y engendra dinamismos de marginación y exclusión.
Informe de Jorge Nicolás Lafferriere.