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Nuevo pedido de prohibición de la maternidad subrogada en Ginebra

El día 18 de junio de 2024 se realizó en Ginebra el evento “Subrogación: ¿a qué precio? Previniendo la explotación y comodificación de mujeres y niños” en forma paralela a la 56º Sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en continuidad con la Declaración de Casablanca y abogando por la abolición mundial de la maternidad subrogada, y organizado por la Santa Sede y la Fundación Caritas in Veritate, con el auspicio de la República de Italia y la Orden de Malta.   

Entre los oradores, Eugenia Roccella, Ministra de Familia de Italia, sostuvo que la tendencia a regular al subrogación allana el camino a su aprobación y no responde a las cuestiones éticas y las formas de explotación que crea esta mercantilización del cuerpo. Roccella se refirió a la disparidad de criterios para valorar las conductas: vender a un recién nacido es un crimen, pero realizar un acuerdo de subrogación antes de la concepción es legal en muchos países.

El Panel contó con mujeres que abordaron distintas maneras en que la comunidad internacional puede trabajar en conjunto para poner fin a esta forma de explotación.

Olivia Maurel fue una de las expositoras. Ella ha nacido por maternidad subrogada y es una de las voceras de la Declaración de Casablanca. En su testimonio, denunció que fue “ordenada, fabricada, hecha a medida, vendida y comprada”. “La idea ser tratada como objeto lentamente me ha ido destruyendo en buena parte de mi vida”, sostuvo. Recordó que en la subrogación siempre hay dinero involucrado y no hay formas éticas de vender niños ni hay formas éticas de alquilar el cuerpo de una mujer. Por eso, consideró necesario prohibir todas las formas de subrogación a nivel internacional, a través de una tratado internacional, como propone la Declaración de Casablanca.

Por su parte, la Dra. Gabriella Gambino, abogada y Subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede, señaló que los Estados deben reflexionar profundamente sobre la subrogación y llegar a un acuerdo común sobre la dignidad y derechos humanos de los que están involucrados. Para Gambino, la maternidad subrogada representa la “institucionalización del abandono del hijo”, que es abandonado al nacer en virtud de un contrato. Por eso la Santa Sede pide la prohibición de esta práctica.

También intervino una escritora feminista austríaca, Eva M. Bachinger, quien sostuvo que la subrogación es una forma comercial de explotación del cuerpo de las mujeres y una violencia contra su dignidad, transformando a la mujer en nada más que una vasija para la mercadería que se supone que ella tiene que entregar, y para la que se hace el pago. El comercio de seres humanos es ilegal y por eso también el comercio de bebés por subrogación debe serlo.

Finalmente, cabe reseñar la intervención de Bettina Roska, de ADF Internacional, quien explicó cómo la subrogación crea un escenario que mina la salud del niño y su derecho a la identidad. Afirmó que es necesario el compromiso de los Estados a nivel internacional porque la evidencia demuestra que prohibir la subrogación únicamente a nivel nacional lleva a contratos de subrogación a nivel internacional.

Informe de Jorge Nicolás Lafferriere