En febrero de 2019 la Pontificia Academia para la Vida (PAV) mantuvo la asamblea plenaria anual, en cuyo marco se llevó a cabo un taller dedicado a la Robótica, una aproximación bioética a una realidad tecnológica que ya comienza a transformar nuestro entorno y que impacta de lleno en las relaciones sociales. El taller se denominó “Roboética: humanos, máquinas y salud”, dando cuenta de algunas de las aristas que se tratarían.
Como es habitual, el evento fue convocado por la PAV atrayendo a gran cantidad de especialistas, académicos, personalidades del ámbito científico, medios de comunicación y miembros de la comunidad interesados en la problemática. Este año se evidenció aún mayor nivel de concurrencia que en las ediciones inmediatamente anteriores, congregando a gran cantidad de jóvenes atraídos por un tema que para los mayores podría parecer de ciencia ficción, pero que para las nuevas generaciones se presenta como un tópico ineludible por su inserción en el mundo del trabajo y en la prestación de servicios de la información y sanitarios, para citar algunos.
Cuando el tema a tratar se anunció entre los miembros de la Academia al término de la Asamblea celebrada en el 2018 generó cierta sorpresa, por cuanto para muchos resultaba un poco difícil advertir su pertinencia, en contraste con otras cuestiones que parecían exigir atención más urgente por parte la PAV. En Argentina, por ejemplo, donde el año pasado se discutió en torno al aborto y a la problemática de la maternidad vulnerable, la robótica podría parecer un poco alejada a nuestro día a día. Sin embargo, a medida que las exposiciones fueron avanzando y las diferentes aristas de la problemática se iban presentando su elección parecía natural y necesaria. La robótica ciertamente es un tema de obvia actualidad y de central relevancia en todo el planeta.
El taller contó con la exposición de expertos, algunos de ellos con una impronta técnica muy marcada y otros que con enfoques más ligados a la reflexión filosófica pretendieron darle profundidad a los planteos[1]. La primera sesión estuvo destinada a reflexionar en torno al estado del arte y a diversos modos de afrontar la investigación y el desarrollo de la robótica. Contó con la participación de Roberto Cingolani, quien expuso sobre el impacto tecnológico y social del uso de robots y de sistemas inteligentes y/o autónomos. También expuso Aude Billard, que presentó sus ideas respecto del impacto de los robots en el plano laboral. A su vez, formó parte del primer panel el japonés HiroshiIshiguro, una eminencia de la robótica a nivel mundial, quien ciertamente realizó la presentación más provocadora y desafiante, ya que su posición resultó más clara en términos técnicos que bioéticos. Ishiguro, famoso por crear robots que se asemejan mucho a los humanos desde el punto de vista funcional y estético, dejó entrever una posición pesimista en relación con la humanidad, desatención a la distinción esencial entre los robots y los seres humanos y al exponer respecto de sus motivaciones quedó plasmada una visión compatible con los postulados del posthumanismo, según los cuales las nuevas tecnologías permitirían eliminar “deficiencias” humanas tales como la enfermedad o incluso la “condición mortal”[2].
La segunda sesión incorporó a la jornada reflexiones de Luciano Floridi (presentadas por el Prof. Roberto Dell Oro), Emanuel Agius, quien introdujo consideraciones de orden teológico, de Peter Opio, que argumentó acerca de la transformación de las dinámicas económicas a raíz del desarrollo de la robótica, de Kizito Kiyimba, que intentó destacar cuestiones antropológicas asociadas a la problemática y de la socióloga argentina Marita Carballo, quien con un enfoque descriptivo dio cuenta de cuestiones socio-políticas relacionadas con la robótica. La última presentación destacada resultó especialmente interesante por la base empírica sobre la que se apoyaban las consideraciones de la especialista y por la posibilidad que brindó de hacer foco en la realidad latinoamericana.
La tercera y última sesión fue destinada a las implicaciones éticas del uso de tales herramientas en el ámbito de la salud. En dicha oportunidad expusieron Chris Gastmans, que presentó experiencias a nivel europeo de cuidado de personas mayores por robots, Barbara Bass, quien refirió a las intervenciones quirúrgicas computarizadas más recientes y Kojiro Honda, quien presentó experiencias japonesas de uso de robótica en el mundo de la salud. La exposición del Prof. Honda presentó originalmente la cosmovisión de su país de origen, en la que cobra sentido el imponente desarrollo que tienen en la materia, explicando, por ejemplo, el vínculo entre el sintoísmo y el apego del japonés por las máquinas.
La patente presencia de expertos asiáticos, ciertamente líderes a nivel planetario en materia de desarrollos tecnológicos, puso de manifiesto la nota de pluralidad pretendida por la PAV y en línea con ello se evidenciaron también enfoques desde perspectivas europeas, africanas y latinoamericanas. Otra característica saliente del evento fue el carácter transdiciplinar, propio de la reflexión bioética y especialmente necesario en un contexto reinante de fragmentación de los saberes.
¿Robots vs. humanos?
Este tema permitió ingresar a la discusión en torno al eventual reemplazo de humanos por robots, tema que sin duda exige especial atención. ¿Puede el robot sustituir funciones humanas? ¿Pueden replicar las potencias afectivas? Esas fueron algunas de las preguntas que cruzaron trasversalmente el evento y que de algún modo permitieron que diferentes posiciones queden plasmadas respecto a la relación entre humanos y robots, pudiendo ser ésta una de cooperación o de competencia.
El uso de robots en el campo laboral, por ejemplo, presentaría muchas ventajas tales como menores costos para los empresarios, previsibilidad y en algunos casos minimización del margen de error. Pero no todas son ventajas. ¿Qué impacto podrá tener la aplicación de sistemas complejos o de máquinas automáticas para trabajos actualmente desarrollados por humanos? Ciertamente cuanto más manual, rutinario y previsible sea la labor a desarrollar, más fácilmente podrá ser sustituido por tales tecnologías, de modo que la principal amenaza se encuentra dirigida a los recursos humanos menos calificados.
Sobrevoló el auditorio en el que se llevó a cabo el taller que no debe subestimarse el rol del humano en el mundo del trabajo y que no deben exagerarse los alcances de los desarrollos tecnológicos, ya que muchas veces las preocupaciones son presentadas con un tono fatalista que asusta y no permite aprovechar los beneficios que para la humanidad pueden implicar. Ahora bien, la cuestión también prende algunas alarmas y la preocupación por la falta de empleos para humanos es realista, en particular en zonas del planeta en la que los niveles educativos de la población son muy disímiles y en el que el acceso al empleo no se encuentra garantizado de modo homogéneo. La creación de robots no necesariamente se constatará acompañada de la creación de nuevos trabajos, pues la generación de nuevas tecnologías es muchas veces más rápida que el establecimiento de políticas educativas y laborales equilibradas.
Una vez más, la reflexión bioética estricta permite ampliar el horizonte y anclar en la dimensión comunitaria, en la faceta social de una problemática específica. A su vez, el planteo bioético permite volver sobre la persona humana pues, en este caso, la posible pérdida de puestos de trabajo no operará porque tratemos a los robots como humanos, sino porque dejemos de tratar a los humanos como humanos.
Lo que viene: Inteligencia artificial
La PAV ya ha publicado las fechas en que se llevará a cabo la próxima Asamblea General y el Workshop 2020, el que tratará específicamente el tema de la inteligencia artificial. La cuestión se encuentra estrechamente vinculada con la robótica y con las tecnologías de la información, desarrollos que poseen estrechos vínculos con la mutación de la medicina y las disciplinas asociadas, así como con la prestación de servicios sanitarios.
La actitud de apertura, plural y transdisciplinar y la elección de temas de avanzada por parte de la PAV pone de manifiesto un intento por dialogar con la cultura y de conciliar el progreso técnico científico con el bien de todos los seres humanos.
El diálogo con culturas regionales en búsqueda de rasgos de globalidad que permitan resolver pacíficamente los planteos bioéticos contemporáneos ciertamente supone la profundización de la reflexión en clave humanista, sin desatender consideraciones jurídicas, filosóficas y teológicas que deben actuar de contrapeso frente a una tecnocracia que pone en riesgo a los miembros más vulnerables de nuestra sociedad.
Tanto la robótica como la inteligencia artificial, en definitiva, permiten volver sobre la humanidad, sobre lo que significa ser humano. De hecho, el taller llevado a cabo este año permitió evidenciar la necesidad de generar mayor reflexión antropológica, filosófica y teológica para dejar a salvo una posición concreta de parte de la PAV.
En la tensión entre los desarrollos tecnológicos y el bien de la humanidad debe procurarse el re-descubrimiento permanente de lo humano. La robótica, la inteligencia artificial y cualquier avance tecnológico deben servir a la humanidad y no al revés. Esperemos que la reflexión se profundice y propague y que en base a aquella se afiancen reglamentaciones equilibradas.
[1] Para mayor información respecto de las exposiciones se sugiere visitar el sitio oficial de la PAV, el que cuenta con detalles precisos respecto del workshop: <http://www.academyforlife.va/content/pav/en/events/general-assembly-2019.html>.
[2] En honor a la brevedad se sugiere ver: Elena Postigo Solana. Transhumanismo y post-humanismo: principios teóricos e implicaciones bioética. Disponible en línea en <http://dspace.ceu.es/bitstream/10637/3694/2/EPostigotranshumanismo.pdf> [Último acceso el 04/05/19].