Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (National Institutes of Health – NIH) publicaron el pasado 3 de diciembre una noticia que revela nuevos descubrimientos en el área de la terapia génica.
Bajo el título “Gene Therapy for Salivary Gland Shows Promise” (La terapia génica para la glándula salival se muestra prometedora) la nota de NIH explica que un ensayo experimental ha demostrado mayor seguridad para la terapia génica en la glándula salival humana. Este avance podría algún día conducir a tratamientos para ayudar a los sobrevivientes de cáncer de cabeza y cuello que sufren del síndrome de boca seca crónica.
Las personas con cáncer de cabeza y cuello a menudo reciben terapia de radiación para reducir los tumores. Este procedimiento puede dañar las glándulas salivales, reduciendo su capacidad de segregar saliva en la boca. La saliva es necesaria para el gusto, la deglución y el habla, así como también ayuda a prevenir infecciones y caries.
Si bien las glándulas salivales pueden recuperarse en parte después de la radioterapia, esta no suele ser completa. Los médicos tienen opciones limitadas para ofrecerles a la mayoría de los pacientes.
La nota de los NIH relata que este tipo de estudios se viene realizando desde principios de 1990, ya que el Dr. Bruce Baum del NIH’s National Institute of Dental and Craniofacial Research (NIDCR) vio el potencial de la terapia génica para restaurar la secreción de saliva en las glándulas salivales. Él y sus colegas han estado trabajando durante años para restaurarla en modelos animales. Introduciendo el gen por una proteína llamada Acuaporina-1 en las células de las glándulas salivales, lograron restaurar la secreción de saliva en esos modelos animales. La Acuaporina-1 forma poros al modo de canales de agua en las membranas celulares para ayudar a mover el fluido, como cuando las células de las glándulas salivales secretan saliva en la boca.
En 2008, los científicos trataron a los primeros pacientes en una pequeña prueba clínica diseñada para evaluar la seguridad, elaborar la dosis e identificar los efectos secundarios. El equipo incluyó a investigadores de NIDCR, NIH’s National Cancer Institute (NCI) y de NIH Clinical Center.
El estudio se llevó a cabo de la siguiente forma: once pacientes tratados por cáncer de cabeza y cuello recibieron una infusión de dosis única directamente en una de sus dos glándulas parótidas salivales, la mayor de las glándulas salivales mayores. El gen de la Acuaporina-1 se envasó en un adenovirus desactivado, el que causa el resfriado común. Este virus actuó como un vehículo de entrega, o vector, ya que las células entran en esa línea de la glándula salivar produciendo la transferencia del gen. Una vez dentro, el gen es activado, o expresado, y dirige las células para hacer Acuaporina-1.
Los científicos publicaron sus resultados el 20 de noviembre de 2012 en las Actas dela Academia Nacional de Ciencias afirmando que seis de los once participantes tratados habían elevado los niveles de secreción de saliva. Cinco de ellos reportaron una renovada sensación de humedad y lubricación en la boca durante el periodo del estudio inicial de 42 días. En ninguno de los casos se observaron efectos secundarios graves.
Los investigadores usaron cuatro dosis diferentes de virus en las pruebas. Ninguna de las dos personas que recibieron la dosis más alta mostró algún beneficio de la intervención. Esta y otras observaciones sugieren que dosis altas de este virus pueden ser contraproducentes, provocando que el sistema inmune ataque al mismo y evite la transferencia del gen.
El Dr. Baum dijo que “Es hora de evaluar un vector diferente para administrar el gen Acuaporina-1, uno que solo cause una respuesta mínima del sistema inmune”.
Por medidas de seguridad, los investigadores utilizaron un virus de expresión génica de corta vida. Es por esto que será necesario desarrollar en futuras investigaciones métodos que no sólo no produzcan una respuesta inmune, sino que también sean capaces de una expresión de mayor duración en las glándulas salivales.
Por ultimo el Dr. Baum dijo que “estos datos servirán como un trampolín para que otros científicos puedan mejorar este primer intento en los próximos años”. “El futuro de las aplicaciones de la terapia génica en la glándula salival es brillante”, finalizó Baum.
El artículo de Baum y sus colegas fue publicado en Proc Natl Acad Sci U S A. 2012 Nov 20;109(47):19403-7. doi: 10.1073/pnas.1210662109. Epub 2012 Nov 5. PMID:23129637.
Fuente: http://www.nih.gov/researchmatters/december2012/12032012salivary.htm