Recientemente, los medios de comunicación han dado a conocer el lanzamiento de Google a las investigaciones en salud. Concretamente, lo hará a través de Verily, una empresa que se incorporará a Alphabet (el holding que agrupa a Google y a otras compañías) y que sustituirá a Google Life Sciences.
Desde Verily afirman que la finalidad será “utilizar la tecnología para conocer mejor la salud humana”. De este modo, el objetivo consistirá en profundizar la investigación en salud a los fines de prevenir, detectar y tratar enfermedades.
La particularidad está dada por uno de los métodos utilizados: la recopilación, análisis y tratamiento de datos personales. Para esto, es sabido que Google se vale de llamativos productos que se caracterizan porque, además de servir al usuario, permiten a la compañía el acceso a los datos obtenidos.
A modo de ejemplo, podemos mencionar el sistema de extracción de sangre sin agujas (Needle-Free Blood Draw) que patentó Google hace algunos días. Se trata de un dispositivo que permite extraer sangre del usuario sin que sea necesaria una aguja, y que permitirá hacer diversos diagnósticos a partir de la muestra extraída. También podemos mencionar los lentes de contacto inteligentes desarrollados por la empresa, que tendrían la capacidad de indicar el nivel de glucosa en sangre a las personas diabéticas.
En otras oportunidades hemos comentado el surgimiento de las aplicaciones móviles en salud. También hemos llamado la atención sobre 23andMe, una firma dedicada a los estudios genéticos que recibe financiación de Google.
Si bien todos estamos a favor del logro de avances en el ámbito de la salud, debemos advertir las múltiples problemáticas que podrían generarse si estos desarrollos son realizados por grandes empresas tecnológicas con independencia de un marco legal adecuado y una regulación estatal exigente. La era Big Data coloca a la humanidad ante nuevos desafíos que necesariamente implicarán una mayor tutela de los derechos humanos fundamentales.
Informe de Leonardo Geri