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La aplicación de eutanasia a pacientes por condiciones mentales incurables

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La aplicación de eutanasia a pacientes por condiciones mentales incurables

Las investigaciones en torno a la aplicación de la eutanasia en los Países Bajos presentan nuevos y dramáticos casos. Recientemente se ha dado a conocer el proceso del paciente psiquiátrico conocido como 2014-77[1], quien sufrió en su infancia abandono y abuso, y luego, a la edad de 10 años, le diagnostican autismo. Durante las dos décadas siguientes diferentes tratamientos médicos fueron parte de su vida e incluso en varias oportunidades pretendió suicidarse.

Hace algunos años el paciente 2014-77 le requirió a un médico que termine con su vida, pero el médico se negó ya que entendía que su problema era tratable y que practicarle eutanasia iba en contra de sus principios morales. El tema se lo tuvo que consultar a un colega, tal como establece la normativa holandesa. 2014-77 fue tratado durante un año, luego de lo cual se arribó a la conclusión de que era incurable, por lo cual se le administraron una dosis de drogas fatal.

La ley de eutanasia: Recordamos que en Holanda se permite aplicar la eutanasia legalmente siempre que se den ciertas condiciones, entre las cuales se encuentran que el paciente padezca “sufrimientos insoportables” sin pronóstico de mejora. Aparte, la ley establece también que el médico que trata al paciente grave tiene que consultar al menos con otro médico a fin de que dé un diagnóstico independiente y, además, que cada eutanasia practicada tendrá que ser comunicada a una comisión formada por un jurista, un médico y “un especialista en cuestiones de ética”. El problema es que el texto legal prevé que esta última instancia tome su decisión después de los hechos.

La causal de “salud mental”: A su vez, cabe mencionar que los médicos pueden realizar la eutanasia  no sólo a las personas con enfermedades físicas terminales sino también a aquellos que denuncien de manera “voluntaria y bien fundada” que sufren “insoportablemente” de condiciones mentales incurables.

Según se ha informado, entre 2011 y 2014 en Holanda se aplicó eutanasia a 110 personas a causa de enfermedades psiquiátricas

El psiquiatra Scott Kim, perteneciente al “National Institute of Health”, analizó 66 de los 110 casos mencionados y observó que en numerosos supuestos la eutanasia fue aplicada en los pacientes a pesar del desacuerdo de los médicos consultores alegando que la ley lo autorizaba. Más aún, en siete personas los doctores no buscaron la evaluación de médicos independientes, a pesar de las recomendaciones de la Asociación Holandesa de Psiquiatría.

El reporte de Kim[2], publicado el 10 de febrero, socava la noción de solicitud “voluntaria y bien fundada” para la muerte por personas que, por definición, padecen problemas cognitivos o emocionales.

Por otro lado, está la situación de una mujer belga de 37 años de edad que se encontraba perturbada después de una ruptura romántica y comenzó a buscar un médico para practicarse la eutanasia, en tanto la ley de ese país es similar a la de Holanda.

La mujer, Tine Nys, tenía un historial de enfermedad mental, incluyendo un intento de suicidio en la adolescencia. En febrero de 2010, sin embargo, ella recibió un nuevo diagnóstico de autismo y, dos meses más tarde, una inyección letal. Sus dos hermanas supervivientes recientemente se han presentado para denunciar la actitud “indiferente” del médico tratante.

Comentamos un último caso: médicos holandeses han hecho lugar a la solicitud de la inyección letal a una mujer aparentemente lúcida y físicamente sana de 70 años que dijo que su vida se había convertido en un “sinsentido” después de que a su marido le hayan proporcionado eutanasia un año antes por una enfermedad física terminal. La medida incluso alcanzó a gente que sufría delirios o que escuchaban voces.

La política de la Asociación Psiquiátrica Mundial sobre la eutanasia[3], establecida hace 20 años, advierte: “El psiquiatra, entre cuyos pacientes hay algunos que están gravemente incapacitados y no pueden llegar a una decisión formada, deben ser especialmente cuidadosos con las acciones que podrían conducir a la muerte de aquellos que no pueden protegerse a sí mismos debido a su discapacidad”.

El psiquiatra de la Universidad de Columbia, Paul S. Appelbaum, escribe en un artículo[4] que acompaña al de Kim: “[la eutanasia] induce desesperanza a otros individuos con condiciones similares y fomenta la eliminación de presión para una mejora en los servicios psiquiátricos y sociales.”

Volvemos a mencionar que la experiencia de la eutanasia ha demostrado que los fines de la ley presentan un límite cada vez más difuso. Esto se debe a que la práctica se extiende día a día a personas que no están en situación terminal, incluso a niños. En definitiva, la legalización de la eutanasia supone una peligrosa pendiente resbaladiza que lleva a una cultura del descarte. Estamos a tiempo de revertir ese camino y poner el foco en las políticas adecuadas de cuidado y acompañamiento de cada persona, en razón de su intrínseca dignidad.

Informe de Juan Bautista Eleta

 

[1] http://www.euthanasiecommissie.nl/zoeken?trefwoord=2014-77 (última visita: 22/3/16)

[2] http://archpsyc.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=2491354 (última visita: 22/3/16)

[3] http://www.wpanet.org/detail.php?section_id=5&content_id=48 (última visita: 22/3/16)

[4] http://archpsyc.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=2491352 (última visita: 22/3/16)