La humanidad siempre ha buscado el conocimiento para entenderse a sí misma, su entorno, mejorar la técnica y la tecnología y encontrar mejores formas de organizar las comunidades. Detrás de la investigación científica subyace la búsqueda de la verdad tanto de los fenómenos físicos como de los sociales. Pero la adquisición de conocimiento no solo está vinculada a una tendencia intelectual, sino que también es una expresión de la búsqueda de herramientas prácticas para cambiar el mundo, para impactar en la esfera cultural y en los modos de pensamiento.
A medida que los avances científicos en rápida evolución brindan nuevos y más profundos conocimientos, algunos adelantos se presentan como peligrosamente deshumanizantes, al turno que representan amenazas para la dignidad humana, los derechos humanos y el bien común. En la atmósfera descripta, quienes investigan científicamente encuentran un camino para comprometerse con la verdad y el bien común, pudiendo abordar sus investigaciones de manera compatible con la virtud moral y el respeto a los derechos humanos, atributos necesarios para establecer relaciones interpersonales justas y para acercar a los individuos a sus fines connaturales.
UN ENFOQUE PLURALISTA
La búsqueda de conocimiento representa la sed de respuestas capaces de mejorar las relaciones sociales y de afrontar problemas globales tales como la preservación de la salud, la disponibilidad de agua, alimento y energía, la protección del medio ambiente, la eliminación de las numerosas expresiones de violencia y desigualdad que se evidencian en muchas regiones del mundo, por ejemplo.
En un mundo rápidamente cambiante e interconectado, un enfoque pluralista y participativo parece inevitable y, en ese sentido, la ciencia ofrece una oportunidad inmejorable para fortalecer la investigación sobre asuntos importantes que podrían tener un impacto a escala universal. La oportunidad de enfrentar la investigación científica de manera pluralista, de hecho, puede expresarse de diferentes maneras:
- Perspectivas regionales y universales
Conceptos como “bioética universal” parecen ganar terreno en la escena internacional, tanto a nivel normativo como académico, de modo que la investigación científica está atravesada por la necesidad de incorporar perspectivas regionales particulares para estimular una regulación verdaderamente universal, respetuosa de la pluralidad cultural y compatible con la dignidad humana.
- Interdisciplina
La investigación científica puede verse fuertemente enriquecida por una actitud interdisciplinaria, ya que las contribuciones realizadas desde disciplinas diversas como Medicina, Filosofía, Derecho, Farmacia, Biología, por ejemplo, ayudan a encontrar respuestas sólidas e integrales a los asuntos universales que aborda el científico en todo el mundo. La interdisciplina favorece el diálogo, la asimilación de diferentes lenguajes y métodos, así como las propuestas integrales que exigen las preocupaciones globales.
- Colaboración intergeneracional
Además, la investigación científica ayuda a integrar a los investigadores más jóvenes con los más experimentados, mejorando la transmisión del conocimiento y la continuidad de líneas de trabajo fructíferas en el tiempo. Por lo tanto, compartiendo la madurez y la sabiduría acumulada a lo largo de los años, los científicos más experimentados apoyan a los más jóvenes en la búsqueda de su propio camino profesionales y personal.
CULTURA DEL ENCUENTRO
Una búsqueda genuina y sin prejuicios del conocimiento científico también representa una oportunidad para profundizar una auténtica cultura de encuentro, en la que los investigadores de todos los rincones del mundo puedan compartir ideas, conocimientos y experiencias, uniendo fuerzas para superar las dificultades propias de su actividad. Los medios elegidos para abordar ese compromiso pueden contribuir a estimular un diálogo constructivo y a arribar a consensos y conclusiones basados en el conocimiento objetivo.
UNA RESPUESTA FRESCA AL RELATIVISMO
Las cuestiones bioéticas y las relacionadas con la vida en todas sus formas, como la edición del genoma, las relacionadas con el comienzo y el final de la vida y la protección del medio ambiente, por ejemplo -así como todo avance científico o tecnológico- exigen juicios éticos y, posiblemente, regulación jurídica, ya que darán forma al futuro de la sociedad y las relaciones humanas. A medida que esos asuntos se vuelven más significativos en las escenas académicas y legislativas y ganan relevancia en la opinión pública, una perspectiva científica inteligente parece indispensable. Los dilemas bioéticos representan oportunidades para comprometerse con la investigación de lo que es bueno y justo para la humanidad, especialmente para las personas vulnerables.
De la mano de expresiones de relativismo que invaden las escenas políticas, mediáticas y educativas, la investigación científica parece resistir con un vínculo fuerte y esencial con la verdad objetiva. En la era de la “post-verdad”, la razón parece un faro para aquellos que buscan la verdad inherente a la naturaleza humana, y se presenta como una alternativa a las concepciones subjetivas vinculadas a las interpretaciones coyunturales e ideológicas que habilitan a la configuración de la cultura del descarte y a la primacía del individualismo más radical frente a una dimensión comunitaria debilitada.
LA PROTECCIÓN DE LA VIDA HUMANA
Las amenazas contra la vida humana están a la orden del día, algunas de ellas justificadas por desarrollos tecnológicos nuevos aún no regulados y otros causados por antiguas formas de violencia como la guerra, la persecución religiosa, el narcotráfico o la inequidad económica y social, razón por la cual la inviolabilidad de la vida humana es claramente uno de los principales tópicos universales con los que deben lidiar el sistema internacional de derechos humanos y las reglamentaciones bio-jurídicas locales o convencionales.
En esa escena, la investigación científica ofrece un entorno de comunicación interpersonal y pluralista y la posibilidad de construir leyes y políticas públicas sobre la evidencia y el conocimiento objetivo, necesario para superar la tendencia subjetiva radical que parece debilitar la protección de la vida humana, el reconocimiento de lo propiamente humano y las relaciones comunitarias justas.
Por Leonardo Pucheta