La propuesta de legalizar el aborto como un derecho hasta la semana 14, sin expresión de causa, introduce en la convivencia un dinamismo de exclusión y descarte de seres humanos, que violenta el derecho a la vida. El aborto libre conduce a un incremento de las presiones sobre la mujer que quiere llevar adelante el embarazo. El aborto libre también ha sido utilizado en otros países para discriminar y seleccionar el sexo de los hijos, eliminando sistemáticamente a las mujeres. En definitiva, el aborto libre hasta la semana 14 genera condiciones jurídicas que favorecen una concepción tecnocrática de la sociedad en la que las personas son valoradas por su eficiencia y utilidad.
a) La organización funcional y tecnocrática de la sociedad y las presiones para abortar: En las relaciones humanas encontramos muchas formas de vulnerabilidad y conflictos. Ahora bien, toda relación presupone que hay algunos principios y límites comunes y compartidos fundamentales, sobre los que se asienta la convivencia. El primero y más básico es el del respeto a la vida y el no matar. Ahora bien, cuando una sociedad legaliza al aborto libre hasta la semana 14 introduce un profundo cambio en las bases de la convivencia. Se quiebra un límite: la vida pierde su valor absoluto. Y cuando la vida se convierte en algo disponible, que se puede quitar en ciertas etapas o por ciertas causales, se generan las condiciones jurídicas que colocan a los vulnerables a merced de la decisión de los más poderosos.
Cuando el descarte de vidas se convierte en un derecho, en una posibilidad más dentro del menú de actitudes hacia los demás, las presiones se incrementan sobre personas que reposaban sobre el presupuesto de esa inviolabilidad. Aumentan las presiones sobre la madre embarazada vulnerable en su trabajo o en su familia, pues el infranqueable límite de la inviolabilidad de la vida ya no existe. Así, quienes encontraban en la protección de la vida un límite para no verse forzados a hacer cosas que no querían, ya no cuentan más con esa barrera y deben tener mayor valentía para afrontar las consecuencias de seguir adelante con un embarazo que socialmente (o laboralmente) es desalentado.
El profesor Richard Stith graficaba esta situación así: “Tu opción, tu problema”. El aborto libre amplía el menú de opciones y oportunidades para evitar que una vida no deseada venga al mundo. Y esa ponderación de lo “no deseado” no sólo la hará la madre. Todos ahora podrían incorporar esa opción de “abortar a tiempo” como una salida posible ante situaciones en que la vida no es bienvenida. Y si ello ocurre antes de nacer, ¿por qué no va a ocurrir luego del nacimiento, o en la vejez, o en las enfermedades muy costosas, o en las depresiones profundas, o en la discapacidad?
Un 64 % de las mujeres que practicaron un aborto afirmaron sentirse presionadas a optar por esa resolución según un estudio de Rue, Coleman, Rue y Reardon, publicado en el “Medical Science Monitor” en 2004. El dato estadístico nos refleja que lo que se nos presenta c