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Eugenesias de ayer y de hoy

Eugenesias de ayer y de hoy

El debate sobre la legalización del aborto en Argentina ha vuelto a poner en consideración la problemática de la eugenesia, es decir, las acciones o procedimientos que tienen como finalidad la mejora de la raza humana. Nos proponemos presentar una sintética caracterización de la eugenesia de principios del siglo XX y compararla con la eugenesia del siglo XXI.

La eugenesia de principios del siglo XX

El término “eugenesia” fue acuñado en 1883 por Francis Galton -primo de Darwin- y tuvo su apogeo en el inicio del siglo XX bajo el impulso de las novedades que traían los descubrimientos sobre las leyes de la herencia. Para Galton, la eugenesia es “la ciencia que trata sobre las influencias que mejoran las cualidades de nacimiento de una raza y también sobre aquéllas que las desarrollan hasta sus mejores ventajas”[1], o bien, “la ciencia que estudia los agentes sociales que influyen, mental o físicamente, en las cualidades raciales de las futuras generaciones”[2].

La eugenesia no se limitó a una dimensión puramente teórica y científica. Prontamente se tradujo en medidas políticas concretas para intentar mejorar la raza humana. Esto sucedió sobre todo a principios del siglo XX y en todo el mundo se impulsaron legislaciones restrictivas en materia de matrimonio e inmigración y difusivas, incluso de manera compulsiva, de la esterilización y el aborto como formas de evitar la transmisión de caracteres no deseados. Eduardo Sambrizzi presenta un resumen de antecedentes legislativos en materia de eugenesia[3] que señala que desde 1907, y comenzando por el estado de Indiana, se sancionan leyes de esterilización, voluntaria o coercitiva, en hombres y mujeres. Otras leyes eugenésicas se vincularon con la internación de débiles mentales, el control de los matrimonios entre personas con problemas mentales, enfermos, parientes o gente de distintos grupos raciales. La inclusión del aborto por violación de mujeres “idiotas o dementes” en el Código Penal Argentino de 1921 tuvo una clara impronta eugenésica.[4]

Posteriormente, el movimiento eugenésico pierde fuerza y consenso social y se revierten estas legislaciones, que resultaban en muchos casos violatorias del derecho a la vida y a la integridad física y de la igualdad entre las personas.

La impronta eugenésica de las biotecnologías

En el final del siglo XX y el inicio del Siglo XXI renace la cuestión eugenésica, ahora facilitada por las nuevas biotecnologías que generan las condiciones para que sea cada vez más accesible la posibilidad de diseñar las características deseadas de la descendencia, a saber:

a) Por la selección de los gametos en procreación artificial para procurar condicionar las características físicas de la descendencia.

b) Por la fabricación de gametos, ya sea a partir de células adultas de un ser humano, o bien por la creación sintética de gametos (Sparrow, 2013). Son técnicas en experimentación o que todavía se encuentran en un plano de estudio teórico.

c) Por la clonación para obtener una copia de otro adulto que actúa como “modelo”.

d) Por la selección de embriones, ya sea para descartar los “no deseados” como para elegir los “deseados” y transferirlos.

e) Por la edición genética humana, que permite alterar el genoma de gametos o embriones. Es una técnica experimental.

f) Por el aborto selectivo de niños por nacer luego de un diagnóstico prenatal, a fin de eliminar a los que no reúnen las características deseadas.

¿Una eugenesia buena?

Así como la eugenesia de comienzos del siglo XX tuvo su momento de apogeo y consenso social, la nueva eugenesia del siglo XXI también busca contar con amplia aprobación social. Para ello, necesita diferenciarse de la “antigua” eugenesia y presentarse como una conquista científica. Ciertamente, existen diferencias entre la eugenesia de ayer y la de hoy, pero el problema de fondo subsiste, pues se trata en ambos casos de mecanismos de selección poblacional que afectan la dignidad, el derecho a la vida y la igualdad de los seres humanos.

A continuación, formulamos una comparación entre ambas eugenesias a fin de poner en evidencia que las diferencias no llegan a salvar los problemas de fondo que encierra la mentalidad eugenésica.

a) Mientras que la eugenesia de principios del siglo XX nacía de una planificación centralizada, con objetivos sociales fijados desde el Estado y programadas acciones sobre la población, la eugenesia que resurge en el cambio de milenio se vincula con las decisiones individuales de miles de personas que, a partir de las posibilidades abiertas por las biotecnologías, comienzan a tomar decisiones que importan, en los hechos, la búsqueda de una mejora de la descendencia. Se habla así de una “eugenesia liberal”, de modo que “en las sociedades liberales serían los mercados los que, regidos por el interés en los beneficios y las preferencias de la demanda, pasarían la pelota de las decisiones eugenésicas a la elección individual de los padres y, en general, a los deseos anárquicos de clientes y clientelismos”[5] . Ahora bien, esas “decisiones individuales” son posibles por la “decisión” del estado de omitir (o no) su intervención en aspectos vitales de la persona y la familia.

b) Para Sonia Suter, las medidas eugenésicas del siglo XXI no surgen por imposición estatal de restricciones en relación a la reproducción (por ejemplo prohibición de casamiento o esterilización forzada de personas con discapacidad) sino que en general se presentan como “voluntarias”, es decir, como algo que elige la persona.[6] Sin embargo, a poco que se analice, se advierte que en los hechos tal carácter de “voluntariedad” es muy relativo. En realidad, deberíamos decir que el carácter “compulsivo” se vuelve más sutil y refinado, a través de presiones sobre médicos y sobre los padres para que adopten las medidas de selección en base a conveniencias económicas.

c) Mientras que la eugenesia de Siglo XX se basaba en medidas de prohibición e intervenciones compulsivas, la eugenesia del Siglo XXI adopta el ropaje de “derechos individuales” de modo que las medidas perfectivas ya no son el resultado de una imposición, sino que son internalizadas por las propias personas.

d) Los conocimientos científicos y los medios biotecnológicos del siglo XXI superan ampliamente las precarias bases teóricas de la eugenesia de principios del siglo XX. Desde ya, no es posible aún “diseñar” un bebé con todas las características genéticas y fenotípicas deseadas. Es más, desconocemos si alguna vez será posible y seguramente ello es una pretensión prometeica. Pero los medios tecnológicos hoy permiten una mayor capacidad de influir sobre las características del “cuerpo” de la persona.[7]

e) La eugenesia del Siglo XX estuvo muy vinculada al racismo, mientras que la eugenesia del siglo XXI se preocupa más por una búsqueda de la mejora humana orientada a maximizar ganancias y la circulación de bienes y servicios. Sin embargo, como dicen Hubbard y Wald, “la idea de «raza pura» puede haber muerto; la idea de construir una estirpe de superhombres puede haber muerto; pero la idea de que es más beneficioso que ciertas personas tengan hijos y otras no y de que una gran cantidad de problemas humanos se podrán solucionar una vez que aprendamos a manipular nuestros genes está todavía muy arraigada”[8].

En otros textos nos hemos referido a este problema y a los abusos que supone una mentalidad productiva aplicada a la procreación humana. En todo caso, queremos señalar que la legalización del aborto libre, en alianza con las poderosas biotecnologías de conocimiento de la realidad biológica de la persona por nacer, conduce a nuevas formas de discriminación y selección eugenésica de la descendencia.

 

Informe de Jorge Nicolás Lafferriere

 

[1] GALTON, FRANCIS (1904), “Eugenics: Its Definition, Scope, and Aims”, The American Journal of Sociology, Vol. 10, No. 1, p. 1. Se trata de una conferencia pronunciada por Galton en la Sociological Society de la Escuela de Economía de la Universidad de Londres el 16 de mayo de 1904.

[2] GALTON, FRANCIS (1905), “Studies in Eugenics”, The American Journal of Sociology, Vol. 11, No. 1, p. 11.

[3] SAMBRIZZI, EDUARDO A., (2004) Derecho y Eugenesia, Buenos Aires, Editorial de la Universidad Católica Argentina – EDUCA, ps. 23-49.

[4] LÓPEZ DÍAZ VALENTÍN, PATRICIO J. (2015). La fundamentación eugenésica del artículo 86, inc. 2, del Código Penal y el fallo “F., A. L. s/medida autosatisfactiva” : convalidación de una teoría aberrante [en línea], Prudentia Iuris, 79. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/fundamentacion-eugenesica-codigo-penal.pdf

[5] HABERMAS, JÜRGEN (2004), El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una eugenesia liberal?, Traducción de R.S. Carbó, Buenos Aires, Paidós, 2004, p. 69.

[6] SUTER, SONIA M. (2007), “A brave new world of designer babies?”, Berkeley Technology Law Journal, vol. 22, p. 948.

[7] LAFFERRIERE, JORGE NICOLÁS (2017). El cuerpo humano a debate : reflexiones jurídicas [en línea]. Prudentia Iuris, 83. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/cuerpo-humano-debate-lafferriere.pdf

[8] HUBBARD, RUTH, WALD, ELIJAH (1999), El mito del gen. Cómo se manipula la información genética, Madrid, Alianza Editorial SA, ps. 63-64.