Mientras en Argentina el Congreso se apresta a reabrir el debate del proyecto de Código Civil, surgen nuevos elementos que señalan los problemas éticos, jurídicos y médicos implicados en la donación de óvulos con fines reproductivos, una técnica admitida tanto por el proyecto de Código Civil como por la ley 26862 de cobertura de las técnicas de fecundación artificial.
Jennifer Lahl, Directora del Centro para la Bioética y la Cultura (Centre for Bioethics and Culture) ha publicado una entrevista a una persona que trabajó como reclutadora de donantes de óvulos en Estados Unidos durante 18 años y brinda muy interpelante información sobre los criterios que animan a quienes lucran con los gametos femeninos. La entrevista se puede descargar en: http://www.cbc-network.org/eggdonorinterview/
Esta entrevista nos mueve a actualizar un resumen de las principales objeciones que se realizan a la ovodonación:
a) Riesgos de salud: la donación de óvulos se realiza a través de un procedimiento de estimulación ovárica y posterior laparoscopía y conlleva riesgos para la salud materna. La misma Sociedad Americana de Medicina Reproductiva informa los riesgos del síndrome de hiperestimulación ovárica, que es común en forma leve o moderada en los procesos de estimulación e inducción ovárica. Una de cada tres mujeres presenta este síndrome en forma leve. El riesgo es mayor en las mujeres más jóvenes. En la web del Centro para la Bioética y la Cultura también se informan otros riesgos documentados en un estudio de Linda Giudice y otros: pérdida de fertilidad, torsión ovárica, coágulos de sangre, enfermedades del riñón, menopausia prematura, quistes ováricos, dolor pélvico crónico, entre otros (Linda Giudice, Eileen Santa, and Robert Pool, eds., Assessing the Medical Risks of Human Oocyte Donation for Stem Cell Research (Washington, D.C.: National Academy of Sciences, 2007), 11. http://www.nap.edu/openbook.php?record_id=11832&page=11).
b) Explotación de las mujeres: un segundo elemento importante de valoración de la ovodonación es la explotación a la que quedan sometidas las mujeres. Jennifer Lahl ha difundido el documental “Eggsploitation” (http://www.eggsploitation.com) que denuncia cómo la industria de la fertilidad busca y recluta mujeres jóvenes, de buena apariencia física y con alta educación para extraer sus óvulos para fines reproductivos. En la entrevista que comentamos anteriormente, la reclutadora de donantes afirma: “en todos los años que hice tal reclutamiento, nunca conocí a nadie que lo hiciera gratis”. Y también afirma que las mujeres donantes “eran vistas como empleadas a las que se contrataba y paga para realizar un servicio”. En Estados Unidos, se pagan entre u$s 5.000 y 10.000 por la dación de óvulos. Tal incentivo económico distorsiona las condiciones en las que la mujer decide y dificulta la posibilidad de una decisión libre y ponderada sobre todas las implicancias que tiene la donación de óvulos. Cabe citar también un estudio publicado en 2001 que relevó la información que se brinda a las potenciales donantes de óvulos en 19 centros de Estados Unidos y en el que se concluye: “La mayoría de los programas proveían información sobre los riesgos incompleta o inexacta” (Gurmankin, A., “Risk Information Provided to Prospective Oocyte Donors in a Preiiminary Phone Call”, American Journal of Bioethics, Fall 2001, Vol. 1, Number 4, p. 3-13).
c) La falta de cobertura por el sistema de salud: un aspecto adicional a las complicaciones de salud se vincula con la falta de cobertura por el sistema de salud de las posibles consecuencias que la ovodonación tenga en la donante. En este sentido, por ejemplo, en Argentina, ni la ley 26862 ni el proyecto de Código Civil se ocupan de la ovodonante y todo está centrado en financiar a los profesionales que lucran con estas técnicas.
d) Afectación del derecho a la identidad: al recurrirse a material genético de una mujer distinta a la madre, se produce un quiebre en la unidad de la identidad del niño que será concebido. Ello supone un posible daño futuro que no está contemplado en la legislación y que es perfectamente evitable a través de la prohibición de la dación de gametos con fines reproductivos.
e) Mentalidad eugenésica: En la entrevista que realiza Jennifer Lahl la persona que trabajó en reclutar donantes de óvulos reconoce que las pacientes de las clínicas demandaban más óvulos de donante para poder elegir: “querían elegir entre cientos de posibles donantes. La clínica quería satisfacer esa demanda, y entonces estaba la presión de siempre sentir que no teníamos suficientes donantes… Las donantes que previsiblemente serían grandes productoras de óvulos eran muy codiciadas”. Incluso señala que “las pacientes comenzaron a demandar óvulos de donantes de un cierto tipo”. Se bajó la edad de las donantes y se colocaron requerimientos de educación mínima”. Y luego agrega: “Pesaba mucho en mi mente que la gente quería bebés de diseño; no era que simplemente quería un bebé, pero quería un tipo particular de bebé”. Por su parte, Lahl constata que “los avisos pidiendo donantes de óvulos especifican usualmente las características raciales, físicas e intelectuales, buscando mujeres de una etnia particular, como judías o asiáticas, de cierta altura, de cierto puntaje en el examen SAT, físicamente atractivas con “buenos genes” y un hoja de salud limpia” (http://www.cbc-network.org/issues/making-life/egg-donation-and-exploitation-of-women/).
Lamentablemente una mentalidad biotecnocientífica avanza sin reparar en las graves consecuencias de la manipulación de la procreación humana, que se extienden no sólo a los embriones humanos concebidos, sino que abarcan a otras personas que se convierten en recursos disponibles por una industria que se expande gracias a la falta de adecuados resguardos y límites jurídicos.