Holanda: proponen la eutanasia por “vida completa”

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En una carta dirigida al Parlamento fechada el 12 de octubre de 2016, los ministros de Salud, Edith Schippers, y de Justicia, Ard Van Der Steur, del gobierno de Holanda proponen que se legalice la eutanasia para las personas que han llegado a la decisión de que su vida ya está completa.

En su carta indican que esta medida debería instrumentarse a través de un sistema paralelo y distinto a la legislación actualmente existente sobre eutanasia. La carta es una respuesta al informe que produjo el Comité “Schnabel” en febrero de 2016 (Parliamentary Papers, House of Representatives, 2015/16, 32 647, no. 51). Se trata de un comité dirigido por el profesor Paul Schnabel que, por encargo de la Cámara de Diputados del Parlamento Holandés, llevó adelante un estudio sobre los dilemas que rodean a este tipo de eutanasia. El Comité estudió el concepto de vida completa, el marco legal aplicable, el tamaño y características de la población que quiere terminar su vida por considerarla “completa”, los aspectos éticos, las maneras de prevenir una situación en la que las personas no tiene prospectivas de una vida significativa y los desafíos legales y límites que supone responder su deseo. El Comité consideró que la legislación sobre eutanasia permite abarcar estas situaciones y no hay necesidad de una reforma. Para el informe, no sería deseable ampliar el espectro legal del suicidio asistido.

El gobierno agradeció el informe, pero considera que la legislación no ofrece alternativas a las personas cuyo sufrimiento no tiene una dimensión “médica” y que consideran que su vida está “completa” y requieren ayuda para ponerle fin. Para el gobierno, puede ser legítimo ese pedido de ayuda de una persona que tiene un sufrimiento insoportable y sin perspectivas de mejoría, pero que no tiene una dimensión médica.

En su carta, el gobierno sostiene que se proponen condiciones para que las personas elijan esta forma de suicidio asistido: debería ser “voluntario”, con detenida consideración de la naturaleza de la decisión, sobre la seguridad y los cuidados debidos y con la ayuda de un consejero sobre el final de la vida. Este consejero debería establecer sin lugar a dudas que no hay tratamiento, médico o de otro tipo, que pueda cambiar la decisión de la persona de morir. La propuesta está limitada a los “adultos mayores”, dado que la demanda de decisiones autónomas en el final de la vida es creciente en este grupo etáreo. Otras condiciones es que haya una intervención de una tercera persona que actúe como instancia de corroboración.

Desde 2002 en Holanda es legal la muerte voluntaria si el paciente sufre una enfermedad incurable, dolores insoportables y formula su petición en forma voluntaria y clara.

Las estadísticas indican que en 2015, en Holanda se registraron 5.516 casos de eutanasia. Ello representa un 3,9% de las muertes, contra 3.136 casos en 2010.

 

Una valoración bioética:

¿Vida completa o vida insufrible? En la propuesta, si bien se habla de una opción disponible para quienes tienen la “vida completa”, se mantiene la condición de que la esté enfrentando “dolores insoportables” que no tengan una solución. Subsiste, por ello, una conexión con la eutanasia, pero se avanza hacia una legislación que permita poner un fin programado a la propia vida, una vez que está “completa”. Ahora bien, en definitiva, en la propuesta que analizamos, no se trata de una vida completa, sino de una vida que es considera dolorosa aunque sin una razón médica. Ello lleva a considerar que la sociedad renuncia a ofrecer ayudas y alternativas de cuidado y esperanza y propone la muerte como salida rápida y fácil ante los sufrimientos vitales.

Pendiente resbaladiza: Entre los muchos argumentos que existen para rechazar la legalización de la eutanasia se encuentra el que se denomina “pendiente resbaladiza”. En efecto, una vez que se autoriza a eliminar al enfermo terminal por su propia petición, aunque se trate de condiciones muy estrictas y limitadas, prontamente se genera una demanda para aplicar la eutanasia a otros casos, como los que sufren enfermedades psiquiátricas, o los niños con enfermedades terminales por decisión de sus padres.

La noticia que ahora comentamos revela un paso más en esta pendiente: permitir la muerte al que considera que su vida ya está “completa”. Aquí no hay problemas médicos, aunque se mantiene la conexión con la eutanasia porque se requiere que sea una persona “de edad avanzada” y con sufrimientos insoportables.

Sociedad de ayuda al suicida: El liberalismo individualista extremo que subyace en estas legislaciones denota una sociedad que desprecia la vida y la reduce a sus dimensiones productivas o utilitarias. Si bien la legislación habla de lo “insoportable” como causa de activación de la eutanasia, prontamente se advierte que la ley ofrece el suicidio asistido como única opción para el que enfrenta la desesperanza o el sinsentido. Es una sociedad que parece decir: “Si no puedes con tu vida, nosotros te ayudamos a suicidarte”. Ciertamente, en la nota dirigida al Parlamento se señala que hay que tomar medidas para prevenir esta situación, pero la opción más decisiva que se adopta es facilitar el suicidio asistido.

¿Voluntaria? Las legislaciones sobre eutanasia suelen reposar en el hecho de que la decisión que se toma es “libre” y “autónoma”. Pues bien, resulta paradójico que se afirme tanto esa autonomía en los momentos en que la persona se presenta como más vulnerable por los sufrimientos. ¿Cuántos condicionamientos pesan sobre la persona al momento de tomar una decisión tan drástica e irreversible como quitarse la vida? ¿Puede considerarse esta decisión como libre? En lugar de ofrecer contención y ayudas, la ley asume un modelo de acercamiento basado en la indiferencia y el formalismo y que no se compromete en la tarea de ayudar a la persona a encontrar caminos de vida.

Cultura del descarte: Este tipo de leyes consolidan lo que se denomina la “cultura del descarte”, es decir, una forma de vida que considera que la vida inútil o improductiva no tiene sentido y que su eliminación es la manera habitual de resolver el problema, sin crear cargas insoportables a la sociedad.

La vida es siempre un bien: Ante la dramática expansión de estas formas de descarte de la vida, la bioética está llamada a ser una fuerte llamada de atención social sobre la necesidad de revisar las visiones individualistas de la vida y volver a enseñar que la vida es siempre un bien y que todos podemos ayudar a los demás a superar las dificultades.

En última instancia, estas tendencias a facilitar el suicidio ante las dificultades revelan la falta de un horizonte de trascendencia que permita advertir que la vida tiene un horizonte de plenitud más allá de la muerte.

Informe de Jorge Nicolás Lafferriere

 

Fuentes:

https://www.government.nl/government/contents/members-of-cabinet/edith-schippers/news/2016/10/21/government-scope-for-assisted-suicide-for-people-who-regard-their-life-as-completed

http://mobile.nytimes.com/2016/10/14/world/europe/dutch-law-would-allow-euthanasia-for-healthy-elderly-people.html?smid=tw-share&referer=https://t.co/tItLvPxsSa

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/10/13/57ffc565ca4741cc1c8b4602.html