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Robótica e Inteligencia Artificial: ¿una oportunidad para redescubrir al ser humano?

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Robótica e Inteligencia Artificial: ¿una oportunidad para redescubrir al ser humano?

Los días 11 y 12 de octubre de 2019 se llevó a cabo un workshop en la Universidad de Harvard (Cambridge, EEUU), titulado “Robotics and artificial intelligence: A chance to rediscover humanity?”, evento que contó con la participación del Centro de Bioética, Persona y Familia.

El taller fue organizado por los jóvenes investigadores de la Pontificia Academia para la Vida (PAV), junto con organizaciones locales asociadas a la problemática. Es así que a raíz de la iniciativa de la PAV, el Abigail Adams Institute, Harvard Right to Life y la World Youth Alliance sumaron recursos y trabajo para que el evento se pudiera desarrollar conforme lo planteado[1].

Motivación

El workshop fue planteado originalmente como una forma de trazar un puente entre la PAV, la comunidad académica local y otros jòvenes profesionales y académicos involucrados de alguna manera con la problemática bioética, considerando especialmente el notable interés que la última Asamblea General de la PAV había generado en Roma en febrero de 2019, destinada a tratar diversos aspectos de la llamada “robo-ética”[2].

La robótica y la inteligencia artificial se presentan hoy como temas bioéticos ineludibles, ya que a medida que transforman diversos aspectos de la vida cotidiana de la población mundial, exigen una respuesta ética adecuada y compatible con la dignidad humana y los derechos fundamentales. En la tensión entre los desarrollos tecnológicos y el Bien de la humanidad, debe buscarse el redescubrimiento permanente del Ser Humano.

En ese contexto, los jóvenes investigadores de la PAV plantearon un taller diseñado para reflexionar sobre las cuestiones filosóficas y técnicas involucradas en el tema, con el fin de proporcionar elementos de juicio para buscar y reconocer lo que significa ser humano en la era tecnológica. La reflexión en torno a “lo que significa ser humano”, especialmente en un mundo en el que los avances tecnológicos dejan a las personas cada vez más aisladas a pesar de los nuevos medios de conectividad, en un escenario en el que el cuerpo es muchas veces presentado como material disponible y en el que el reconocimiento jurídico de la persona está ligado cada vez más a la mera operatividad, el rescate de nociones antropológicas fundamentales permite aclarar la pertinencia de determinadas aplicaciones biotecnológicas y evitar vulneraciones a la dignidad y los derechos humanos.

Desarrollo

El taller comenzó con una interesante presentación a cargo de Samuel Cerqueira Pinto, doctorando en el Laboratorio de Robótica de la Universidad de Boston, donde realiza investigación en sistemas robóticos de agentes múltiples con especial interés en el campo de la toma de decisiones de sistemas autónomos en entornos inciertos. De su presentación surgieron muchos hitos que fueron retomados luego en las presentaciones posteriores, planteando con claridad el estado actual del arte en la materia técnica y dejando a salvo las limitaciones propias de tales adelantos.

La segunda sección del taller estuvo a cargo del profesor Roberto Dell’Oro[3], director del Instituto de Bioética y profesor del Departamento de Estudios Teológicos de la Universidad Loyola Marymount, en Los Ángeles, California. El Prof. Dell’Oro es también miembro Correspondiente de la PAV y fue el expositor central del workshop, centrando sus ponencias en las cuestiones antropológicas y metafísicas asociadas al tema estudiado.

La segunda jornada contó con la participación de Michael Bocamazo, ingeniero de software para Amazon Robotics y miembro del Abigail Adams Institute. Se graduó de la Facultad de Ingeniería Ollin, donde obtuvo un título en Ingeniería Eléctrica e Informática. Su trabajo se centró en el aprendizaje automático de sistemas inteligentes con una apertura hacia la interacción entre filosofía de la ciencia y la metafísica.

Posteriormente, presentó sus reflexiones Fernando Cerullo, un ingeniero de datos graduado del MIT en SmartSense (DIGI), una empresa dedicada a soluciones basadas en datos para la seguridad alimentaria, el monitoreo de instalaciones y la visibilidad de la cadena de suministro. La ponencia de Cerullo se basó en aspectos técnicos que permitieron conocer la complejidad de los sistemas inteligentes actuales y sus limitaciones intrínsecas, lo que resultó esclarecedor para comprender el real alcance de las tecnologías en cuestión.

Por último, expuso el Dr. Robert Marsland, doctor en física por el MIT, donde se especializó en mecánica estadística, y Magister en Estudios de Filosofía de la Física por la Universidad de Oxford, donde realizó trabajos sobre fundamentos de la termodinámica clásica con el profesor Harvey Brown. El Dr. Marsland expuso sobre puntos de contacto entre la mirada técnica y la filosófica, consideraciones íntimamente asociadas y necesarias.

Reflexiones

El taller nos permitió profundizar algunas de las cuestiones que venimos abordando desde el Centro de Bioética y conocer la actualidad de la realidad biotecnológica desde una de las entidades educativas más importantes del mundo.  

Resultó muy interesante la presentación de las limitaciones respecto a la actuación y la percepción de los robots, lo que permitió pensar en su naturaleza ontológica específica. Las limitaciones descriptas son, en realidad, limitaciones metafísicas, ya que la falta de inteligencia real es lo que tornaría imposible la percepción real y la ausencia de inteligencia y de voluntad, lo que haría imposible la actuación autónoma de robots.

A su vez, sobrevoló el auditorio el concepto de Transhumanismo, cuestión que no fue abordada directamente pero que fue destacada en diversas oportunidades por los participantes. Intentando un vínculo entre transhumanismo y la robótica, advertimos que ya en 1910 el futurista Filippo Tommaso Marinetti propuso en su libro “El hombre multiplicado y el reino de la máquina” la creación de una entidad no humana y mecánica en la que “el dolor moral, la bondad, el afecto y el amor serán abolidos como venenos corrosivos de la energía vital”, como interruptores de nuestra poderosa electricidad fisiológica”. Considerando al futurismo como una de las corrientes que han influido en el surgimiento del transhumanismo nos preguntamos si no sería viable interpretar el entusiasmo por la robótica como un fenómeno asociado a la consolidación de la agenda transhumanista. En línea con ello, ¿la consolidación de la robótica podría tener algún impacto en relación con el reconocimiento del estado ontológico de la persona humana? Ciertamente, pretensión de atribuir personalidad jurídica a entidades no humanas y, en consecuencia, su tratamiento como sujetos de derecho no es un tema nuevo, pero el escenario biotecnológico actual genera nuevas preguntas que aún deben abordarse desde una perspectiva jurídica y bioética.

Expositores tales como Cerqueira Pinto manifestaron que tal escenario estaría lejos de ser posible hoy en términos técnicos y, desde un punto de vista filosófico, Dell’Oro expresó que el indebido reconocimiento de máquinas como sujetos morales tornaría a la cuestión claramente problemática.

Al estudiar el problema del estatus legal de las máquinas autónomas inteligentes, algunos autores y autoridades gubernamentales -como la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo- se han pronunciado a favor de una especie de fictio iuris según el cual sería deseable reconocer la personalidad de los robots avanzados capaces de tomar decisiones con un impacto en terceros o sus bienes, y con total independencia de los controles externos. Es así que la cuestión de la personalidad de las máquinas presuntamente autónomas estaría hoy asociada a cuestiones de responsabilidad civil y no al reconocimiento de una naturaleza específica análoga a la humana.

Nos preguntamos entonces si estas nuevas “personalidades” basadas en criterios puramente operativos podrían llegar a debilitar eventualmente el reconocimiento legal de la naturaleza humana. ¿Cómo puede la negación de naturalezas específicas y el constructivismo subyacente y creciente en el plano del derecho positivo evitar la Ley del Poder? En línea con ello se planteó en el taller que podría existir una relación entre la negación del valor de la persona y la sociedad tecnocrática de la que habla el Papa Francisco.

Conclusiones

Concluida esta experiencia de los miembros jóvenes de la PAV se alcanzaron los resultados esperados. Es así que se advirtió una nutrida convocatoria con participación de profesionales del ámbito de la robótica y la inteligencia artificial, la salud, el derecho y la filosofìa -entre otros-, provenientes   de paises tales como Brasil, Argentina, Egipto, India, Indonesia, Estados Unidos, Eslovaquia y España.

Además, actividades como la referida en este caso permiten evidenciar la presencia de la PAV en diversas regiones del planeta, favoreciendo un intercambio transcultural y transgeneracional y de ese modo, confirmando la nota de globalidad de la Bioética que ya hemos advertido en otras entradas. La apertura a la “periferia” ciertamente constituye un factor relevante para afrontar la cuestión bioética (y cualqjuier cuestión humana) de modo global.

El evento también dio cuenta de la convocatoria de la PAV a académicos y especialistas jovenes que poseen una mirada fresca y clara de las problemáticas contemoráneas que enfreta la humanidad y un compromiso con su futuro.

Por último, es importante destacar que la profunda mirada antropológica y metafísica que atrevesó el workshop permitió a los concurrentes tomar conciencia de razonamientos y conceptos de naturaleza filosófica inescindibles de cualquier planteo bioético y poner en relación a las crecientes potencialidades técnicas con el Bien de la persona humana a nivel individual y comunitario.


[1] El Abigail Adams Institute (AAI) es una asociación académica dedicada a proporcionar educación humanista complementaria a la comunidad intelectual de la Universidad de Harvard. Alli, se fomenta una vida intelectual comunitaria mediante la exploración de cuestiones que generan profundos interrogantes que traspasan los límites de las disciplinas académicas.

Harvard Right to Life, por su parte, es una organización dirigida por estudiantes centrada en el valor inalienable de toda vida humana que debe respetarse desde la concepción hasta la muerte natural.

Por último, la World Youth Alliance (WYA) es una organización constituida por jóvenes de diversas parte del mundo que se encuentran comprometidos con la promoción de la dignidad de cada persona humana. La WYA promueve trabajos tendientes a la construcción de sociedades justas y libres, así como la cultura de la vida.

[2] Robótica e Inteligencia Artificial: Nuevos horizontes de reflexión. Disponible en línea en: https://centrodebioetica.org/robotica-e-inteligencia-artificial-nuevos-horizontes-de-reflexion/.

[3] Estudió filosofía y teología en Milán, Munich y Roma. En 1992, obtuvo un doctorado en ética teológica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, bajo la dirección de Klaus Demmer, con una disertación sobre la fenomenología de la experiencia moral de Dietrich Von Hildebrand. De 1993 a 1995, fue becario postdoctoral en bioética en el Instituto de Ética Kennedy, Universidad de Georgetown, con el fallecido Edmund Pellegrino, ex presidente del Consejo de Bioética del Presidente de los EEUU, como mentor. En 1995, se convirtió en Académico Senior en el Centro de Bioética Clínica de la Universidad de Georgetown (Washington DC). En el otoño de 2003, Roberto se mudó a la Universidad Loyola Marymount, donde es profesor titular y director del Instituto de Bioética. El Profesor ocupó cargos clínicos y de investigación en bioética: de 2003 a 2006, se desempeñó como bioeticista clínico en el Centro Médico St. Francis en Lynwood, California, concentrándose especialmente en cuestiones éticas en obstetricia, perinatología y neonatología; de 2001 a 2007, fue el especialista en ética médica de la “Junta de Monitoreo de Datos y Seguridad” en el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano en NIH.; De 2007 a 2011, presidió el comité de bioética en el Centro Médico de San Juan en Santa Mónica, California. En 2010, fue seleccionado para un año sabático como Profesor Erasmus Mundus de Bioética en la Universidad de Padua (Italia). Desde 2003, es Académico Afiliado en el Instituto de Ética Kennedy de la Universidad de Georgetown en Washington DC. Desde 2014, también es miembro de la Comisión Teológica de la Diócesis de Los Ángeles y, desde 2015, es miembro correspondiente de la Academia Pontificia para la Vida. Roberto enseña en las áreas de bioética, teología moral fundamental y teorías éticas, con un interés especial en temas antropológicos en la encrucijada de teología y filosofía. Ha dado conferencias internacionales en cinco idiomas y es autor / coautor de cuatro libros, Health and Human Flourishing: Religion, Moral Anthropology, and Medicine (publicado en 2006), Moral Experience y la persona: Dietrich von Hildebrand’s Phenomenological Ethics (publicado en 1996), History of Bioethics: International Perspectives (también desde 1996) y el último libro, Pope Francis on the Joy of Love: Pastoral Reflections on Amoris Laetitia (publicado en 2018). Además, Roberto tradujo dos libros del alemán y los publicó en revistas nacionales e internacionales, como Theological Studies; Gregoriano; Progreso de salud; Medicina, cuidado de la salud y filosofía; La Revista de Derecho y Política de Salud Contemporánea; Revisión de INTAMS; Rivista di teologia moral; Vida y Etica, Persona y Bioética. Sus proyectos actuales incluyen un libro sobre el especialista en ética alemán Klaus Demmer y un libro sobre los fundamentos de la bioética clínica.